Llevan ya media campaña hecha. En tres meses ganan buena parte de lo que les mantendrá el resto del año. Son temporeros de verano, trabajadores casi a destajo en los meses de calor. Trabajos duros, arriesgados, agradecidos e incluso románticos en escenarios tan variopintos como el desierto, un cine o el que según su dueño es el mejor chiringuito de Madrid.