Este jueves, en laSexta, a partir de las 21.30 horas, Pesadilla en la cocina recibe una llamada de socorro muy especial: la de un chef, antiguo amigo de Alberto Chicote, cuyo restaurante está al borde del desastre y que hoy sólo es la sombra de lo que un día fue. El “Yugo de Castilla”, en Valladolid, fue hace varias décadas una de las bodegas-restaurante más emblemáticas de España. Gracias a su carismático dueño, Cristóbal, el restaurante vio crecer su prestigio a un ritmo vertiginoso, cuando se convirtió en un lugar de referencia.

Sin embargo, superado por un negocio que hace mucho tiempo dejó de controlar, Cristóbal acabó cayendo en una dinámica de excesos que le apartaron de amigos, familia y de su propia joya: el restaurante. Hace unos meses recuperó el “Yugo de Castilla” pero hoy el local ya no es lo que era. Con una situación ruinosa y un prestigio en horas bajas, lo único que le queda a Cristóbal es la lealtad de algunos de sus antiguos empleados y la ayuda de Alberto Chicote y Pesadilla en la cocina.

Ofrecer a los propietarios de negocios de hostelería en crisis una última oportunidad para salvar su restaurante es el objetivo del espacio de laSexta. Eyeworks Cuatro Cabezas produce para laSexta la versión española del formato, que se emite en una veintena de países.

Recuperar una joya gastronómica, venida a menos por el despilfarro, el abandono y los excesos

Hace veinte años “El Yugo de Castilla” fue uno de los restaurantes de bodegas de mayor prestigio de la región. Políticos, deportistas y referentes de todos los ámbitos sociales acudían asiduamente al local y a las Jornadas gastronómicas que Cristóbal, su carismático dueño, creó e hizo brillar. Unas jornadas a las que también iba como invitado un joven Alberto Chicote. Casi una década después de que el chef visitara por última vez el restaurante, Alberto recibe la llamada de auxilio de su dueño, que se ha dado cuenta de que necesita ayuda después de que una vida de excesos hayan llevado a la ruina al “Yugo de Castilla” y a otro lugar a las casi cuarenta personas que allí trabajaban. Ahora sólo le quedan algunos fieles empleados que, casi por altruismo, siguen a su lado. Alberto Chicote intentará hacer ver a Cristóbal que él es el origen del programa y tratará de devolverle al camino correcto para que el restaurante no muera de olvido… y deudas.

Tras mucho indagar, Alberto Chicote descubre que la situación del “Yugo de Castilla” es mucho más problemática de lo que pensaba. El restaurante está prácticamente hundido y Cristóbal debe aceptar que sólo él es el culpable: su actitud es prepotente, no encaja bien las críticas, se ha vuelto hermético y más obstinado que nunca. Alberto Chicote se enfrenta a uno de los casos más frustrantes de Pesadilla en la cocina hasta el momento pero también a uno de los más reconfortantes.