La industria española de videojuegos empleó en 2015 a 4.460 personas, un 32 % más que en 2014, y su facturación subió un 24 % hasta 510,7 millones de euros, una cifra que la asociación empresarial DEV considera aún tímida.

El "Libro blanco del desarrollo español de videojuegos 2016", presentado hoy en Madrid por la asociación Desarrollo Español de Videojuegos (DEV), refleja que en España había 480 empresas de videojuegos en 2015, un 20 % más que el año anterior.

Aunque los indicadores económicos de empleo e ingresos subieron, desde la asociación aún consideran que el tejido empresarial ha de lograr mejor facturación.

"Deberíamos mejorar la efectividad, con esos estudios deberíamos estar facturando más", ha explicado el portavoz de DEV, Francisco Javier Rodríguez.

La nueva edición del libro blanco del videojuego español describe a una industria "atomizada" y "polarizada": el 1 % de las empresas concentra el 52 % de la facturación total, mientras que el 83 % de las compañías ingresa menos de 2 millones de euros cada año, lo que supone un 8 % del total de los ingresos del sector. El 23 % de las empresas ni siquiera ha comenzado a facturar.

El tejido empresarial se compone mayoritariamente de pequeñas empresas: el 71 % de las mismas cuenta con menos de 10 empleados y sólo el 5 % tiene más de 50 trabajadores en nómina.

La polarización no sólo se da en la asimetría de ingresos y número de empleados, también en la localización geográfica: más del 50 % de las empresas desarrolladoras de videojuegos están radicadas en Madrid o Barcelona y acaparan el 84 % del total de los ingresos del sector español.

El informe de DEV afirma que el empleo en el sector es de calidad, ya que el 57 % de los asalariados tiene un contrato indefinido. Además, prevé que el número de puestos en este tipo de empresas siga creciendo: 2016 cerrará, según sus cálculos, con 5.664 empleados y 2019, con 10.000.

Sin embargo, la presencia de la mujer sigue siendo un reto en el sector: el 83 % de sus profesionales eran hombres en 2015.

Aunque el 52 % de los ingresos de las desarrolladoras españolas de videojuegos proceden del extranjero -de hecho, el 97 % de los títulos creados en España están disponibles en inglés-, sólo el 7 % de su capital lo es, por lo que el 93 % de su financiación es nacional.

Además de crear un tejido empresarial más sólido y lograr potenciar la colaboración entre las pymes para reducir la fragmentación, los principales retos a los que se enfrenta el sector, según el libro blanco, son lograr el crecimiento y la consolidación de los estudios, avanzar en su internacionalización y tener un mejor acceso a la financiación.

El 33 % de las 480 empresas desarrolladoras ha recibido algún tipo de ayuda pública.

El presidente de DEV, Ignacio Pérez Dolset, ha destacado que la industria del videojuego representa una oportunidad para generar riqueza y empleo de calidad en España, pero ha criticado que los distintos actores no hayan sido capaces de organizarse en torno a un sistema provechoso.

"Dependemos de las ganas, el talento, la capacidad de sufrimiento y de cuestionarse las reglas de la gente que hace videojuegos. En muchos casos lo hemos tenido que hacer, lo hemos hecho contra el sistema", ha lamentado.

DEV espera que la industria nacional de desarrollo de videojuegos cierre este año con una facturación de 646 millones de euros y que llegue a 2019 con unos ingresos de 1.140 millones.