Fiel a su cita con la Patrona, el deporte vernáculo dio ayer su ofrenda en forma de luchada en la plaza de la Basílica de Candelaria. Sin grandes alardes, pero con un buen ambiente (y una luna menguante realmente espectacular), dos combinados formados por ocho luchadores de diferentes islas se batieron sobre la arena improvisada para la ocasión (34 toneladas se utilizaron nada más y nada menos), ofreciendo un espectáculo digno (pese a lo prolongado en el tiempo debido al formato de competición utilizado). Se inició el acto con el encuentro entre las selecciones del Norte y del Sur de la Isla, en la que lucharon niños de las categorías inferiores. La cita congregó a un notable número de espectadores (en torno a 700 aproximadamente), compuesto en su mayoría por los familiares de las pequeñas promesas de la lucha canaria. La mezcla de inocencia y nobleza que demostraron sobre el terrero hizo las delicias del público. Momento para las féminas a continuación (quizás las grandes olvidadas en esta rama deportiva), que también quisieron homenajear a la Virgen de Candelaria. Seis luchadoras del CL Chacaica de Güímar, de reciente creación, protagonizaron otras tantas agarradas en formato de exhibición. Las notas del pasodoble "Islas Canarias" interpretado por Los Sabandeños distendieron el ambiente, antes del comienzo de los sénior. Caras conocidas tanto de autoridades institucionales (Cristo Pérez, consejera de Deportes del Cabildo de Tenerife, y Ramón Mirando, director general de Deportes del Gobierno de Canarias), así como la de luchadores veteranos (Marcos Galván o Quico González, entre otros), y gente relacionada con el mundillo, fueron apareciendo entre los asistentes. Y es que es bien conocido, que en la "Luchada de la Virgen de Candelaria", a pesar de su carácter amistoso, se cierran acuerdos para la próxima temporada oficial. Turno para los protagonistas, "pegaron" en el círculo luchadores de la talla de Joshua Marrero "El Peto", Argeo García, Jonathan Hernández "El Gofio" o Cristo Hernández "Pollo del Callejón", entre otros, que bien por su condición de "encontrados" no hicieron que fuera demasiado llamativo el choque, sí pusieron el tesón y el ahínco por intentar no caer, haciendo que el resultado fuera lo de menos.