El cambio de régimen que a partir del próximo 10 diciembre tendrá el centro de menores Hierbabuena de Güímar, que pasará de vigilado a abierto y mixto, mantiene preocupados a los vecinos de la zona, porque "no queremos pasar la pesadilla y el calvario que tuvimos en los primeros años de esta década" debido a los graves incidentes que se produjeron en el mismo. De hecho, aquellos acontecimientos obligaron a los antidisturbios a entrar en servicio.

Ante la situación, el alcalde güimarero, Rafael Yanes, explica que el ayuntamiento actuará "contundentemente y durante esta semana estará todo listo para precintar" dicho complejo, para lo que se está elaborando el correspondiente expediente. "No obstante, no actuaré hasta el 10 de diciembre, para esperar a que el centro esté vacío"

"El centro de menores Hierbabuena carece de licencia de apertura y tampoco ha pedido un cambio de uso. Además, considero que un centro de estas características no puede estar en el borde de una carretera por la peligrosidad que conlleva hacia sus usuarios, ya que debería estar en algún núcleo urbano", explica el mandatario.

Yanes también se queja de que "llevamos 15 días intentando hablar con la directora del Menor para que nos aclare qué es lo que pretende hacer en Hierbabuena, pero ha sido imposible. Parece que nos oculta algo".

Por su parte, vecinos de la zona han mostrado su inquietud porque "el 10 de diciembre trasladarán a las chicas que ahora ocupan el centro para comenzar a traer, cinco días más tarde, a nuevos usuarios. La idea es que casi una veintena de menores, entre hombres y mujeres adolescentes, residan en este centro en régimen abierto".

Expresan indignados que "el cambio de régimen incluye la eliminación de sistemas de vigilancia, como cámaras de seguridad, y de protección que se instalaron con anterioridad".

Los afectados indican que "estamos en contra de dicha decisión porque tememos que los graves incidentes ocurridos entre 2000 y 2002 se repitan, pues los internos se fugaban, insultaban y amenazaban a los vecinos y, además nos arrojaban toda clase de porquerías, incluidas heces y orines".

"Durante esa época la presencia policial era constante y los antidisturbios tuvieron que actuar en alguna que otra ocasión para atajar las revueltas que se producían. No estamos dispuestos a pasar, ni un solo minuto, por el mismo calvario", manifiestan preocupados.