La entrada en política del ex alcalde de San Miguel de Abona e imputado por una presunta malversación de caudales públicos dentro de la "operación Mikel", el nacionalista Arturo González Hernández, fue por causalidad, pero ya le ha llevado 22 años como cargo público.

En 1987, el que fuera concejal de Alianza Popular (AP), Ricardo Díaz, tenía intenciones de abandonar la política al no integrarse en ninguna lista electoral de los comicios que se encontraban a punto de celebrarse. Entonces, el alcalde de aquella época, Claudio Delgado (AP), le pidió a Díaz que buscase un sustituto y éste, después de barajar diversas opciones, se decidió por González Hernández, un ingeniero técnico agrícola de 27 años y jugador de fútbol del Club Deportivo San Miguel.

Con este propósito, el edil de AP se dirigió al trabajo del Arturo González y le planteó que era necesario que fuera en la lista que encabezaría Delgado para "echar una mano en el pueblo", por lo que el ex alcalde inmediatamente fue hablar con el que más tarde se convertiría en su mentor.

Paralelamente, Claudio Delgado decide presentarse en los comicios de 1987 por la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), dejando atrás AP, y, a pesar del cambio, sigue gobernando. En este mandato ya entra como concejal del gobierno González Hernández, que no cuenta con área específica y tampoco con dedicación exclusiva.

El trabajo, el tesón y el esfuerzo del ahora portavoz nacionalista en la oposición, que compaginaba su actividad profesional con las funciones públicas, hace que poco a poco se gane la confianza del presidente de la corporación local de aquel entonces.

Así, en los comicios electorales de 1991 y 1995, en las cuales Claudio Delgado revalida la Alcaldía, lo nombra primer teniente de alcalde y, a pesar de no estar liberado en el Ayuntamiento sanmiguelero, cada vez más va teniendo responsabilidades de gobierno y se convierte en "la mano derecha" del alcalde.

La madurez política de Arturo González llega en las elecciones de 1999 y Coalición Canaria (CC) apuesta decididamente por él y lo designa candidato a la Alcaldía. Los resultados de las urnas fueron demoledores y consigue un respaldo aplastante, que se repite nuevamente en 2003.

En ese último mandato se producen, sin embargo, una serie de acontecimientos que marcarían el futuro de la formación nacionalista.

La tensión del cargo provoca que González sufra en abril de 2005 un infarto y un ictus cerebral, que le deja paralizado la parte izquierda de su cuerpo, y permanece de baja hasta finales de julio de ese mismo año.

Consciente de su enfermedad, decide delegar sus atribuciones de forma provisional en el primer teniente de alcalde de la época, Valentín González.

A pesar de esta circunstancia, sigue recibiendo en su casa a los vecinos que requieren de su atención, y técnicos municipales le acercan a su vivienda informes y proyectos para que sea éste quien decida sobre los mismos.

Paralelamente, los críticos al líder nacionalista "comienzan a mover los hilos para tomar posesiones" de cara a los comicios de 2007.

Coalición Canaria en San Miguel de Abona comienza a partir de entonces su desmembramiento al dar a conocer Arturo González que continuaría en política, a pesar de la dolencia cardiaca que había sufrido.

El resultado de esa decisión fue la marcha del grupo de Coalición Canaria, a finales del pasado mandato, del que fuera su mano derecha y persona de su máxima confianza, Valentín González, quien se convertiría en las elecciones de 2007 en su "enemigo" político al presentarse como candidato del CCN.

No obstante, la formación nacionalista conseguía el mayor respaldo de los vecinos en los últimos comicios, pero no revalidaba su mayoría absoluta y se ve obligado a ceder el bastón de mando ante el pacto de gobierno suscrito entre el CCN y el PSC.