José D.D.G., acusado de matar en la madrugada del 13 de julio de 2015 a un británico que pasaba sus vacaciones en el Puerto de La Cruz, aseguró ayer que es inocente del cargo de homicidio por el que la Fiscalía le pide 12 años de prisión y el pago de 120.000 euros. El imputado recuerda que aquella noche vio cómo el fallecido agredió en varias ocasiones a su pareja y que, por ello, con la intención de defenderla, corrió tras él. Pero al llegar al muro del barranco Martiánez, el turista se precipitó desde una altura de ocho metros, lo que le provocó la muerte por traumatismo craneoencefálico. El abogado de la defensa reiteró ante el Jurado que no existe ninguna prueba directa que incrimine al joven tinerfeño y, concretamente, falta lo que considera un "elemento esencial" en estas causas: el móvil. Acepta que pudo haber un enfrentamiento verbal entre ambos cuando se encontraron en dos bares diferentes pero no hay evidencias "directas o eventuales" de que causó su muerte.

Lo que sí cree probado es que el turista británico agredió a su pareja y que el investigado intentó defenderla. Calificó de "gratuita" la acusación de que a causa de los golpes el turista cayó al barranco y a continuación falleció.

La Fiscalía mantiene un relato radicalmente distinto; apunta que en las uñas de la víctima se halló ADN de José D.D.G., lo que demuestra que sí hubo una pelea y que unas cámaras de seguridad situadas en los alrededores del barranco captaron la escena que sustenta su imputación. Otro tanto ocurre con las pruebas periciales y la autopsia, que vendrían a probar que, como mínimo, hubo un enfrentamiento físico previo. Por ello, la Fiscalía transmitió al Jurado Popular su convencimiento de que el joven tinerfeño es el autor de la muerte. El cuerpo sin vida fue encontrado a primeras horas de la mañana del día siguiente y en principio se pensó que se trataba de un accidente fortuito. Sin embargo, el testimonio de las personas que vieron las peleas en los bares dio lugar a que se empezara a tomar en cuenta la posibilidad de que en realidad se estaba ante un homicidio. No hubo intención de matar pero se considera que el imputado debía ser consciente de que dar a la víctima un simple empujón o golpe en el punto en el que se precipitó el cuerpo era suficiente para causarle la muerte. José D.D.G. declaró que primero vio en un bar cómo el británico agredía a su pareja y por ello el portero lo echó del local. Luego lo encontraron en otro pub y, cuando salieron a fumar un cigarro, presenciaron una escena parecida. El británico volvía a discutir con su novia, incluso con más virulencia que antes, de manera que también fue expulsado del recinto.

Cuando vio que seguía agrediendo a la chica, el acusado decidió intervenir, por lo que el británico lo golpeó y acto seguido salió huyendo. El joven tinerfeño comenzó a perseguirlo y al final el turista cayó al barranco pero sin que el investigado llegara ni siquiera a tocarlo. Sin embargo, la forma de explicar cómo se precipitó al vacío fue diferente a la relatada en sede policial. Ayer dijo que se había caído hacia un lado y en la ocasión anterior que había sido de espaldas. "Hizo pum y se fue hacia abajo. Nunca lo golpeé ni lo empujé. En ningún momento", dijo. La Fiscalía pidió al Jurado que reparara en esta contradicción.

José D.D.G. pensó que el británico había ido a parar a una jardinera y que "el golpe no era para tanto". Pero a la mañana siguiente se acercó con su amigo al lugar y comprobó que el cuerpo sin vida se encontraba en el fondo del barranco.

A preguntas de la defensa indicó que no sabe inglés y por ello era imposible que hubiese un enfrentamiento dialéctico entre ellos. Dijo que no conocía la profundidad del barranco ni era consciente de la altura del muro.

Pero sobre todo insistió en que "nunca" le llegó a pegar ni le dio golpes con las manos o los pies. El acusado aseguró que aquella noche había bebido muchas copas de ron y también consumió cocaína y la droga sintética mdma.

En la sangre del turista también se encontró alcohol y resto de cocaína.