Cuando nos vamos de vacaciones, debemos cerrar bien ventanas y puertas y simular que estamos, ya que, aunque los robos en viviendas han bajado, los cacos no paran de inventar métodos para hacer su agosto: el último es meter bolitas de corcho blanco en las cerraduras para detectar si tienen vía libre para entrar.

Agosto es el mes más propicio para entrar en casa ajena y llevarse todos los objetos de valor aprovechando la ausencia de los moradores, y por eso la policía insiste en los consejos básicos de siempre para evitar los robos con fuerza en viviendas, que, no obstante, han descendido en el primer semestre un 11,8% en toda España.

A los tradicionales de cerrar bien puertas y ventanas, simular nuestra presencia y no divulgar nuestra ausencia de la vivienda en las redes sociales, la policía añade el cambio de nuestras antiguas cerraduras por otras más modernas, tipo "anti-bumping". Unas cerraduras que se compran a partir de 80 euros y evitan el denominado "bumping", consistente en meter una determinada llave en la cerradura y golpearla hasta que los cilindros se mueven y la puerta abre, lo que los expertos en estas lides consiguen en unos segundos. Hasta tutoriales hay en internet para hacerlo, y las famosas llaves se pueden comprar a partir de tres euros por la red.

Esta técnica es de las más usadas en los últimos tiempos, sobre todo por grupos de georgianos y otras bandas del este de Europa, que saben que, además de ser barata y rápida, no deja huella, de manera que los vecinos no se percatan y los dueños se llevan una desagradable sorpresa al volver, muchas veces semanas después del robo.

Los tiempos cambian, y todo evoluciona. Los métodos para apoderarse de lo ajeno también. Si hasta hace poco los agentes advertían de la colocación de "marcadores" por parte de los ladrones para detectar si había alguien en el piso, en concreto mediante trocitos de plástico en el marco de la puerta que dejaban puestos al menos 24 horas para ver si permanecían, ahora explican que este método se está quedando antiguo.