La policía de Shanghái ha desarticulado un sistema de fraude piramidal que se cree que pudo llegar a recaudar unos 34.000 millones de yuanes (unos 4.620 millones de euros), un nuevo caso que muestra hasta qué punto se está recurriendo en China a préstamos informales no regulados.

Según las autoridades locales, más de 20 personas han sido arrestadas para ser interrogadas, tras encontrarse pruebas de fraude y de aceptación no autorizada de depósitos monetarios del público general, recoge hoy el diario independiente South China Morning Post.

El sistema, similar al ideado hace un siglo en EEUU por el estafador Charles Ponzi (1882-1949), se ocultaba bajo el nombre de una empresa, la Gestora de Capitales Zhongjin 1824, con sede en Shanghái, cuyo presidente ejecutivo, Xu Qin, fue detenido por la policía en un aeropuerto cuando se preparaba para escapar del país.

La redada que inició la investigación, el pasado martes y publicada ahora, llegó sólo un día después de que el Gobierno local shanghainés exigiera a su policía que fortaleciera su control sobre los sistemas de financiación informal que existen, como en otras regiones, también en la capital económica y financiera del país.

La policía empezó a investigar formalmente a Zhongjin el miércoles, después de detectar que sus empleados engañaban a sus clientes inversores al entregarles información sobre transacciones financieras falsificadas, señaló el prestigioso semanario económico Caixin.

Las autoridades parecen preocupadas porque los sistemas piramidales de este tipo, que siempre acaban colapsando, sea por factores externos o porque su organizador desaparece con parte del dinero, se derrumben dejando a miles de personas sin intereses ni depósitos, lo que podría desencadenar en descontento social.

El motivo por el que muchos ahorradores, pequeños empresarios e inversores en bolsa chinos recurren a la extensa oferta de depósitos y préstamos informales disponible (desde los muy habituales préstamos entre particulares al crédito o la inversión en entidades privadas como ésta), está en las condiciones de los bancos chinos.

Sus exigencias a la hora de conceder créditos y la poca rentabilidad que ofrecen por sus depósitos han hecho proliferar toda una oferta financiera en la sombra, que en ocasiones ha creado graves problemas de deuda pública local, como en Zhejiang (este) hace un lustro, al perder ahí dinero público altos funcionarios.

Aquella situación llevó a lanzar un sistema piloto en esa provincia para regular hasta cierto punto, bajo control oficial y con una serie de garantías legales, este tipo de préstamos privados, pero una amplia oferta financiera no estatal, tanto legal como en la sombra, sigue floreciente en muchas ciudades del país oriental.

En el caso de Zhongjin 1824, el sistema tenía la fachada de una empresa, fundada en 2012 con un capital registrado de 10 millones de yuanes (1,36 millones de euros), que se presentaba como un fondo de capital privado, con oficinas en el propio Bund de Shanghái, su zona céntrica más elegante, icónica y exclusiva.

Esta máscara era eficaz, ya que, a través de sus promociones en internet y de su patrocinio de algunos programas de la propia televisión estatal, convenció a miles de inversores de su buena reputación y fortaleza financiera, que probaba con tasas de interés de hasta un 2 por ciento mensual que hasta ahora pagó puntualmente.

En diciembre colapsó otro sistema similar de fraude piramidal por internet, Ezubao, que defraudó más de 50.000 millones de yuanes (6.790 millones de euros) a más de 900.000 inversores chinos, lo que sacó de nuevo a la luz lo extendido de estos sistemas bancarios en la sombra.