Los psicólogos forenses del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife confirmaron que la procesada sufre un retraso mental. Dichos profesionales intervinieron con María Zenobia dos días. En un test de inteligencia aplicado a niños o a personas adultas con escaso nivel intelectual, dichos psicólogos llegaron a la conclusión de que dicha mujer, de 41 años cuando ocurrieron los hechos, tenía una edad mental de casi siete años, lo que suponía que su retraso mental era moderado. Sin embargo, tras una entrevista posterior con la hoy acusada, ambos psicólogos forenses llegaron a la conclusión de que la madre del recién nacido era capaz de trabajar, así como de cuidar, cocinar y dar de comer a la mujer mayor en cuya casa se produjo el parto; limpiaba y era autónoma para desplazarse en transporte público. Dichos peritos concluyeron que Zenobia sufre un retraso mental de carácter leve. La acusada se mostró colaboradora para hablar de su vida personal, familiar o laboral. El hecho de que tirara a la basura al recién nacido lo atribuyó a la influencia de un hombre identificado como "Santiago" y que sufría cierta presión de sus familiares, según los citados psicólogos forenses. En cualquier caso, la procesada era capaz de discernir lo que estaba bien de lo que estaba mal.