Las víctimas de trata forzadas a ejercer la prostitución en Cataluña son cada vez más jóvenes, a tenor de las atendidas en 2014 por la congregación religiosa de las Adoratrices, que ayudó a 117 víctimas de tráfico de seres humanos con edades entre 18 y 24 años, cuando la media en 2013 fue de 30 años.

La congregación lidera el proyecto Sicar.cat de atención a víctimas de trata, la mayoría sometidas a explotación sexual bajo coacciones en calles y carreteras, aunque por primera vez también atendieron a 2 mujeres esclavizadas en tareas de servicio doméstico.

Según ha explicado la coordinadora de sensibilización del proyecto, Rosa Cendón, la mayoría de las mujeres atendidas el año pasado fueron africanas y rumanas, aunque había 28 nacionalidades diferentes, ninguna española, y comienzan a despuntar las chinas.

Entre las africanas, la mayoría son nigerianas, aunque también hay senegalesas, camerunesas, malienses y ghanesas y casi todas explotadas sexualmente en calles y carreteras, "porque en espacios cerrados cuesta más identificar estas situaciones", según Cendón.

En el proyecto Sicar.cat, que este año ha recibido el Premio Solidaridad del Instituto Derechos Humanos de Cataluña, trabajan 14 personas, cinco de ellas religiosas y el resto psicólogos, trabajadores sociales o abogados, que atienden a las víctimas las 24 horas del día durante los 365 días del año.

Las mujeres llegan al proyecto que las adoratrices crearon hace 13 años a través de las policías, cuando desarticulan redes de proxenetas, derivadas de servicios sociales o, "cada vez más, recibimos denuncias de clientes de las chicas que conocen su situación y nos piden que las ayudemos", ha revelado Cendón.

Una vez contactan con las víctimas, les ofrecen un servicio integral, desde alojamientos "anónimos y protegidos, hasta cubrir sus necesidades básicas".

A todas, en situación irregular en España, les ofrecen poder retornar voluntariamente a sus países, pero el año pasado sólo 2 de las 117 quisieron hacerlo.

"La mayoría quieren quedarse y emprender una nueva vida aquí", para lo cual también les asesoran para obtener el permiso de residencia, denunciar a sus captores o recuperar su documentación, "muchas veces falsificada o retenida como medida de coacción".

También les ofrecen formación, aunque entre las víctimas también hay algunas universitarias engañadas por familiares o sus propias parejas. "Hay que romper este mito, cuando te engaña un familiar, un conocido o tu pareja no sueles sospechar", ha apuntado Cendón.

Un 49 % de las víctimas atendidas el año pasado denunciaron a sus explotadores y 19 consiguieron permiso de trabajo y residencia, 13 por colaboración policial y 6 por su situación personal. Otras tres han solicitado asilo.

Entre las víctimas, cuatro fueron menores de edad, hijos de las mujeres explotadas. "Algunas vienen con sus hijos y otras se quedan embarazadas en el tránsito hacia España", según la coordinadora.

Cendón ha revelado que muchas veces los niños son usados para poder entrar a las mujeres más fácilmente a través de las fronteras, y los hacen ir y venir varias veces acompañando a otras mujeres que ni siquiera son sus madres.

De las 117 personas atendidas el año pasado, un 41 % tiene entre 18 y 24 años, y un 57 % provienen del continente africano, especialmente de Nigeria. Un 35 % llegaron procedentes de ONG, un 26 % de servicios sociales y un 23 % de las policías.

Un 52 % estaban obligadas a prostituirse en Barcelona o provincia y el resto en Lleida, Tarragona y Girona. En un 33 % de los casos fueron captadas para explotarlas por amistades, un 13 % por su pareja y un 13 % por familiares.

El 54 % de las mujeres no firmaron ningún tipo de documento antes de salir de su país y un 26 % se sometieron a un ritual a modo de contrato. Un 51 % utilizó el avión y un 38 % lo hizo por carretera, "lo que desvirtúa el mito de que todos los inmigrantes llegan en patera", ha señalado Cendón.

El 46 % hicieron un viaje directo y un 36 % fueron trasladadas pasando por diferentes países de tránsito. El 49 % fueron liberadas por medios propios, el 33 % lo hicieron a través de las fuerzas de seguridad y un 8 % gracias a la colaboración de un cliente.

"En el 41 % de los casos, tanto la mujer como su familia aún se encuentran en situación de peligro", según Cendón.

En 2014, la víctimas de trata atendidas han presentado 28 denuncias, 20 de ellas como testigos protegidos, "lo que demuestra que las víctimas del tráfico de seres humanos sí denuncian".

Cendón ha destacado que "se han producido avances en la coordinación interinstitucional entre los cuerpos policiales, la Delegación del Gobierno y la Fiscalía. Sin embargo, continúan delegando la protección y atención a las víctimas en entidades especializadas, y eludiendo sus responsabilidades ante esta grave violación de derechos humanos", ha concluido la coordinadora.