Juan Cuenca, ingresado en prisión por el asesinato de la jugadora de voleibol Ingrid Visser y su pareja Ludewijk Severin, dijo en su primera declaración en la Jefatura Superior de Policía de Murcia que no tenía conocimiento de ningún negocio entre el propietario del desaparecido Club Voleibol Murcia, Evedasto Lifante, y el propio Severín, a excepción del dinero que el asesinado reclamaba al empresario por la deuda que tenía contraída con Visser, ex jugadora del equipo.

Cuenca, quien acudió voluntariamente a Comisaría tras ser citado telefónicamente y solo un día después de declarar en la Jefatura Superior de Policía de Valencia, contó a los agentes que se reunía con Severín a solas, pero que el holandés le reveló que mantenía encuentros en Alicante con determinadas personas para obtener financiación con la que liberar el dinero invertido en una ''carta bancaria de garantía'' en Venezuela.

Asimismo, dijo a los agentes que no tenía constancia de que Severin hubiera intermediado entre Lifante y unos posibles acreedores. Es más, dijo a los agentes que "le extrañaría" que hubiera existido y que Severin, en cualquier caso, "no se lo hubiera comentado", según aparece recogido en el sumario al que ha tenido acceso Europa Press.

Al ser preguntado por una posible relación de Lifante con rusos, Cuenca advirtió que no conocía la existencia de ninguna relación de esta naturaleza. Sin embargo, sí que reconoció que Evedasto decía que tenía un socio en un local que era de nacionalidad serbia o croata, y que tuvo que irse de España. Cuenca relata que Evedasto se refería a este individuo como un hombre "influyente, con capacidad para resolver problemas de cualquier manera".

Además, Cuenca reveló que Evedasto "siempre ha tenido contactos a nivel internacional y que ha sacado mucho dinero del país, actuando en ocasiones el propio Cuenca como correo de ese dinero a solicitud del propio Lifante".

CONTACTO CON LIFANTE

Cuenca declaró que Evedasto era su jefe, como presidente del Club Voleibol durante el tiempo que permaneció en Murcia, pero terminó la relación con él debido a los impagos de Lifante en octubre de 2011, fecha en la que se marchó de Murcia. No obstante, admitió que posteriormente contactó con el empresario de Barinas y los últimos contactos los mantuvo cinco o seis meses antes.

En concreto, Cuenca afirma que Evedasto contactó con él para convencerle de que hablara con las exjugadoras del club "para convencerlas de que firmaran que una de ellas había fichado por un contrato de un millón de euros, cuando el contrato real había sido por 200.000 euros".

Y es que "por esa defraudación, Evedasto tenía un problema con Hacienda, que había iniciado un expediente para investigar dicho fraude", según Cuenca, que según contó a la Policía se había negado a la petición de Evedasto.

Cuenca también negó a la Policía que recibiera alguna cantidad de dinero por parte de Evedasto para pagar a las jugadoras, aunque reconoció que recibió alguna cantidad en metálico de S.M., pero que lo aplicó "a los pagos del club a que estaba destinado".

En este sentido y a preguntas de los agentes, Cuenca explicó que S.M. era una persona que Lifante llevó al club "como inversor" y que estuvo realizando multitud de pagos al club y a otros fines personales de Evedasto y a inversiones en el extranjero a través de las cartas bancarias de garantía".

En este sentido, puntualizó que Lifante había generado una deuda con S.M. de unos ocho millones de euros y a la que el propio pedáneo de Barinas respondió "cediéndole ''el monte''". En concreto, esta operación consistió en cederle una parcela colindante con la cantera de mármol propiedad de Lifante.

Al ser preguntado por el problema de Lifante con Hacienda en relación con su cantera, Cuenca dijo a los agentes que el origen surgió de unas operaciones de compraventa de la cantera entre Evedasto y J.R.C. por las cuales "no se pagaron los impuestos correspondientes, generándose una deuda de unos 5 ò 6 millones que dieron lugar a un embargo de la cantera".

Añadió que J.R.C. obtuvo 169 millones de euros de una entidad financiera y una hipoteca de 92 millones que se pagó en el plazo de un año, y que todo este dinero "supuestamente procedía de la especulación" con las acciones de una empresa constructora.

"J.R.C. se quedó con el 100 por cien de la cantera y, posteriormente, Evedasto le devolvió parte del dinero prestado", por lo que le fue cedido "el 80 por ciento" de la propiedad. De este modo, el pedáneo de Barinas "tenía el 100 por cien del usufructo de la cantera, aunque a efectos registrales no consta correctamente dichas proporciones", aseveró.

Por ese impago de impuestos, Hacienda reclamaba a través de un procedimiento judicial 6 ó 7 años de prisión, según Cuenca.

Al ser preguntado por el coste de la cantera, Cuenca explicó a los agentes que Evedasto quería cobrar por ella unos 200 ó 300 millones de euros, pero que él sabía, según una primera valoración, que "el valor era de unos 60 millones de euros".