Robert y Corinna, una pareja de escoceses, estaban de vacaciones en Tenerife a comienzos de 2007. Era un viaje de placer y un eslabón más para encauzar su vida juntos. Ambos fueron consumidores de drogas y se acogieron a un proceso de desintoxicación con metadona. Durante una semana se alojaron en uno de los hoteles de Playa Paraíso, en Adeje. Junto a ellos tenían a un hijo del hombre y a un bebé de 17 meses, que era fruto de su relación.

Un día por la mañana, el niño más pequeño apareció muerto en la cuna. El médico forense certificó que el fallecimiento se produjo por causas naturales, debido a una insuficiencia respiratoria. Tras la autopsia, Robert y Corinna regresaron a su país de origen, donde enterraron a su hijo.

Sin embargo, en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Canarias analizaron unas muestras de las vísceras, donde detectaron que tenía pequeños restos de metadona y diazepan. Este último fármaco se utiliza para tratar estados de ansiedad. Desde que los investigadores de Toxicología hallaron esos indicios se activó una investigación judicial para determinar cómo pudieron llegar la metadona y el diazepan hasta el aparato gástrico del bebé. El caso fue asumido por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 4 de Arona. Hasta Escocia viajó una comisión judicial para la detención y extradición de Corinna y Robert. La pareja fue acusada de un homicidio doloso, por lo que se determinó su ingreso en prisión provisional en el año 2009 en Tenerife II con seis meses de diferencia entre el varón y la mujer. Ahora, ambos procesados están en libertad provisional, pero residen en Tenerife porque la autoridad judicial les retiró los pasaportes para que no pudieran evadirse.

El juicio con Tribunal de Jurado se celebrará en la Sección V de la Audiencia Provincial los días 8, 9 y 10 de abril. El fiscal pide una pena de 14 años de prisión para Robert y Corinna, así como una indemnización de 120.000 euros para los herederos del bebé (abuelos y tíos).

Este no ha sido un caso único. El 17 de enero de 2007, un menor de 22 meses también falleció en la localidad mallorquina de Campos tras ingerir una dosis de metadona de manera accidental, supuestamente al confundirla con un vaso de agua. Sus padres fueron acusados de imprudencia con resultado de muerte.