El juicio por el asesinato de Lidia Esther Rodríguez en noviembre de 2010 en el santacrucero barrio de Barranco Grande concluyó ayer con la exposición de las conclusiones por parte de las acusaciones y el abogado de la defensa. Y para hoy está previsto el veredicto del Tribunal del Jurado. Una vez que los policías y, sobre todo, los peritos desmontaran la hipótesis de que el procesado mató a su esposa cuando se hallaba bajo una crisis causada por una enfermedad mental grave, el letrado defensor, Sergio Rodríguez Martínez, cambió ayer su planteamiento. Si al comienzo del juicio pedía que su cliente fuera inimputable por tener sus facultades mentales completamente disminuidas, una vez que había pocas dudas de que fue el autor de la muerte, ayer solicitó una pena de 8 años de prisión por la existencia de una atenuante incompleta.

El abogado de Honorio Gutiérrez Gómez argumenta que el procesado sufre periódicamente comportamientos muy violentos, donde no controla sus impulsos de agresividad; algo que sí confirmaron la psiquiatra forense y dos psicólogos del Instituto de Medicina Legal. Y ese aspecto centra ahora sus esfuerzos.

Durante el proceso, los profesionales dejaron claro que la epilepsia diagnosticada al acusado es una enfermedad "orgánica", no psiquiátrica o de salud mental.

El magistrado concedió al procesado la oportunidad de realizar la última intervención ante el Jurado, después de que se declarara culpable durante la primera sesión del juicio y se acogiera a su derecho a no declarar, al decir que no estaba en condiciones de responder a las preguntas.

En primer lugar, Honorio Gutiérrez Gómez pidió perdón a la madre de Lidia Esther y "a mis hijos".

El acusado manifestó que "no acepto la conducta mía; la repruebo". Además, el presunto autor confeso del asesinato comentó que "no puedo explicar lo malo o perverso que es quitar una vida ajena; eso es algo que tendré que llevar durante mi vida".

Gutiérrez Gómez señaló ante el magistrado, las acusaciones, la defensa, los miembros del Jurado, la familia de la víctima y su madre y tres hermanas que a sus hijos, cuando sean mayores de edad, "tendré que explicarles que no quise la muerte de su madre, aunque no tengo cómo demostrar que así fue". Además, volvió a pedir perdón por su crimen, aunque "de nada sirva ya". La fiscal de Violencia de Género aseguró que si el procesado se encontraba tan mal en su relación con la fallecida, "debías haberte marchado" y que no hay nada que justifique su acción.