El procesado por el crimen de Lidia Esther Rodríguez en el barrio santacrucero de Barranco Grande en noviembre de 2010 relató a los policías que le tomaron declaración cómo mató a la víctima "con todo lujo de detalles y con mucha tranquilidad". Así lo explicó ayer un inspector miembro del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía durante la segunda sesión del juicio con Tribunal del Jurado en la Sección V de la Audiencia Provincial.

Los agentes que accedieron hasta la vivienda de la pareja manifestaron en la sala que la habitación donde ocurrió el crimen estaba completamente ordenada, es decir, que no había señales de una pelea entre el autor y la fallecida.

Uno de los investigadores apuntó que el acusado reconoció que había matado a su esposa, así como que lo hizo tras coger un puñal y esconderlo en la parte trasera del pantalón.

Además, según la declaración del citado policía, el presunto autor, Honorio Jesús Gutiérrez Gómez, afirmó que apuñaló dos veces a la mujer porque pensó erróneamente que, con la primera herida, no le había provocado una lesión mortal y que el arma blanca había chocado contra el esternón.

Además, el procesado aseguró ante los investigadores de la Policía Nacional que "no quería que constara, pero que la mató por celos". No obstante, en ese momento el hombre señaló que "no quería dañar la imagen de su esposa ante sus hijos".

Supuestamente, la declaración del detenido ante la Brigada Provincial de Policía Judicial se produjo "de un tirón", de forma fluida y rápida.

Durante la jornada de ayer, en la sala estuvieron presentes la madre y el padre de la víctima, así como su hermana y su cuñado.

La sesión sirvió para escuchar las diversas llamadas realizadas por el presunto autor del asesinato a departamentos de violencia de género, supuestamente con la intención de confirmar si se habían puesto en contacto con su mujer, ya que las personas que llamaron a su pareja no se habían identificado como funcionarios.

Además, un policía nacional del departamento de Informática Forense explicó a los miembros del Tribunal del Jurado, las acusaciones y la defensa cómo funcionaba el programa espía que el procesado colocó en el ordenador de sobremesa utilizado por la víctima con la intención de detectar qué tipo de conversaciones mantenía con otras personas. Dicha aplicación consistía en detectar las pulsaciones del teclado efectuadas por la víctima, a raíz de los celos y las sospechas que tenía de su esposa.

Ayer, al finalizar la sesión del juicio, una hermana del procesado y que se definió como amiga íntima de la fallecida pidió que se haga Justicia por el crimen y que Honorio Jesús, si es culpable, cumpla la condena que determine el magistrado.

El acusado a los guardias:

"Péguenme un tiro" Dos de los guardias civiles de Candelaria que detuvieron al acusado manifestaron que fueron activados por la sala del 1-1-2 por si veían a un hombre a bordo de un Citroën Berlingo que había apuñalado a su esposa. Tras localizarlo en la autopista del Sur a la altura de Las Caletillas, el individuo circuló a toda velocidad hasta el kilómetro 21, donde cambió de sentido y condujo en sentido contrario hacia Santa Cruz de Tenerife. Después de 6 kilómetros, el hombre chocó contra un vehículo y después contra la mediana. Cuatro agentes se dirigieron hasta el lugar donde quedó el vehículo del procesado y, mientras uno desvió el tráfico, los otros tres tomaron las medidas de seguridad oportunas y se dirigieron a sacar del Citroën al individuo. En ese momento, Honorio se quejaba de un dolor en una pierna y lo primero que les gritó a los agentes fue que le pegaran un tiro.