El jurado que ha enjuiciado la muerte de la estadounidense Laura Cerna en Sevilla deberá decidir si el presunto asesino la apuñaló estando inconsciente, se ensañó con ella y la descuartizó con ánimo de "faltar al respeto a los muertos" o si, en cambio, actuó en defensa propia e impulsado por el miedo.

El magistrado presidente ha entregado hoy al jurado popular un objeto del veredicto con trece preguntas sobre lo sucedido en la noche del 30 de agosto del 2010, cuando Antonio G.S., de 30 años, invitó a su casa a Laura Cerna, una profesora de inglés de 49 años, y mantuvo con ella una discusión por causas desconocidas.

Entre las alternativas que se barajan en el veredicto figura en primer lugar la que defiende el fiscal, que pide 25 años de cárcel porque el acusado golpeó a Laura hasta dejarla inconsciente, tras lo cual la trasladó al cuarto de baño y allí le propinó cuatro puñaladas dirigidas al corazón con un cuchillo de cocina.

En esta hipótesis, el jurado deberá decidir si la agresión se cometió con alevosía y Antonio G.S. aprovechó su mayor corpulencia física, el hecho de saberse a solas con Laura en su propia casa y si luego la apuñaló aprovechando que estaba indefensa "y sin posibilidad de defensa".

También deberá votar si la víctima "no se encontraba en sus plenas facultades por la ingesta de alcohol y drogas".

Además, el magistrado presidente pregunta si deliberadamente el procesado causó males innecesarios a Laura, provocando "un aumento de su sufrimiento con ánimo perverso e inhumano para aumentar el dolor de la víctima".

En relación al posterior descuartizamiento del cuerpo, el jurado deberá responder si el procesado pretendía "faltar al respeto debido a la memoria de los muertos" o simplemente ocultar su delito, razón por la cual la Fiscalía no aprecia un delito de profanación de cadáveres pero sí la familia de Laura, personada como acusación, que pide por él cinco meses de cárcel junto a los 25 años por asesinato.

En cuanto a las preguntas favorables al procesado, se refieren a si Laura "salió de la cocina portando un cuchillo de grandes dimensiones" con el que intentó atacar a Antonio, que tuvo "necesidad racional de emplear medios para defenderse".

Otra pregunta al jurado se refiere a si el acusado actuó impulsado por un "miedo insuperable", que le impedía comprender la ilicitud de su acto, debido a las grandes dosis de alcohol y sustancias consumidas y "presa del pánico y descontrol por la situación en la que se encontraba".