La canaria Teresa Curbelo revivió ayer la tragedia que sobrevoló el litoral la isla italiano de Giglio en las últimas horas de la noche del pasado viernes. Horas después de sufrir una tragedia en la que también se vio implicada una familia tinerfeña compuesta por Bernardo García García, su mujer Inés Arozena y su hija Nayra, de tan solo tres años de edad, Curbelo admitió que "nadie vino a rescatarnos; nos salvamos por supervivencia. Un instinto que nos hizo correr en busca de los botes", recuerda.

La pasajera, residente en la isla de Lanzarote, asegura que en ningún momento se oyó por megafonía la voz del comandante -la policía se hizo cargo el pasado sábado del arresto de Francesco Schettino- y que nadie les informó del peligro real de la situación por la que estaban pasando. "Sólo se oía las instrucciones de una mujer, pero nunca se dejó clara la gravedad del suceso", puntualizó. Curbelo, que se embarcó en el "Costa Concordia" en Barcelona, reconoció que durante el viaje nunca tuvo claro dónde estaban los botes salvavidas y las puertas de emergencias. "Yo estaba en la planta cuarta y la gente se amontonaba en los pasillos buscando soluciones... Todos nos preguntábamos a qué estaban esperando para sacarnos de allí", reconoce.

Situación límite

Teresa Curbelo contó ayer a las cámaras de la Televisión Canaria que "los pasajeros organizamos una cadena humana para tratar de llegar a los botes... La luz iba y volvía y era casi imposible agarrarse a nada", describe en relación a los primeros instantes de la tragedia. "Fueron momentos dramáticos y no sé cómo pudimos llegar a los botes porque la situación ya era desesperada. Allí no vino nadie a rescatarnos", insistió sobre los comentarios que se han realizado en las horas que siguieron al suceso sobre el plan de evacuación. "El helicóptero no llegó de inmediato, sino cuando muchas personas ya se encontraban en la isla... Muchos pasajeros se lanzaron al mar porque no encontraban los botes y el caos era generalizado", revive la canaria.

Curbelo dice que una de las imágenes más impactantes la vio en el momento en el que ella ya estaba en uno de los botes y muchas personas seguían en las cubiertas más elevadas. El descontrol era absoluto y la información que nos facilitaban era incompleta", critica.

Teresa Curbelo, no obstante, dijo que los habitantes de Giglio fueron muy amables con los afectados y que "abrieron una farmacia, nos trajeron alimentos, café, prendas de vestir y nos arroparon en todo momento", agradeció una de las canarias que se habían embarcado en el "Costa Concordia". La familia tinerfeña de Arico, según una información de Europa Press, pasó las horas que siguieron al siniestro realojada junto con otros ciudadanos españoles en el hotel Hilton de la localidad de Fiumicino antes de tomar un vuelo con destino a la Península Ibérica.