Pere Puig, que el 15 de diciembre de 2010 mató a tiros a su jefe, al hijo de éste y a dos empleados de la CAM de Olot (Girona), se ha negado a responder hoy a las preguntas del fiscal, de las acusaciones particulares e incluso del Jurado Popular en el inicio del juicio que se celebra en la Audiencia de Girona.

Puig, de 58 años y conocido como "el Rambo de Olot", ha contestado en apenas 5 minutos a las preguntas que le ha formulado su letrada, Núria Masó, relativas en su mayor parte a la supuesta insolvencia del acusado.

La sección tercera de la Audiencia de Girona ha acogido desde primera hora de la mañana el trámite de selección del Jurado Popular, que se ha constituido sobre las 14:00 horas y ha quedado integrado por 5 mujeres y 4 hombres.

Por la tarde, pasadas las 17:00 horas y en medio de una gran expectación mediática con unas 14 cámaras de televisión y medio centenar de periodistas en una sala de vistas abarrotada, Pere Puig se ha sentado en el banquillo de los acusados y se ha acogido a su derecho a no declarar.

El acusado ha dicho que sólo respondería a su abogada y el juicio ha proseguido con más de una hora de preguntas sin respuesta del fiscal del caso, Víctor Pillado, y otra media hora de preguntas al aire de los dos abogados de la acusación particular.

Los tres han coincidido en incidir en sus preguntas en la indefensión en la que se encontraron las víctimas frente a un hombre que consideran que "tenía la intención de matar" y, como él mismo reconoció durante la instrucción, incluso "se vistió de caza porque iba a cazar".

Según las acusaciones, frente a un experto cazador vestido y armado para cazar, y siendo víctimas de los disparos de un rifle semiautomático a menos de un metro de distancia y por sorpresa, no tuvieron ningún tipo de posibilidad de defensa, por lo que les esperaba una muerte segura.

También han coincidido en destacar que el acusado era perfectamente consciente de lo que hacía cuando acabó con la vida de sus cuatro víctimas entre las 08:45 horas y las 09:14 horas.

A preguntas de la defensa y durante menos de 5 minutos, Pere Puig se ha ratificado en las declaraciones que hizo en el momentos de los hechos ante el juez y la policía, y ha contestado a media docena escasa de cuestiones que le ha planteado su abogada.

En concreto, ha dicho que cuando trabajaba para los Tubert de albañil cobraba 1.150 euros y que ahora en la cárcel cobraba una media de 200 euros, que su única propiedad era un coche Suzuki, que en un futuro tenía unas posibilidades económicas "no muy buenas" y que la cuenta de 30.000 euros donde él aparecía como tercer titular se nutría exclusivamente de los ingresos de su padre.

Ante la negativa a responder a las preguntas, el fiscal ha solicitado, para que el jurado popular pudiera tener más información de los hechos, que se proyectara el vídeo de la reconstrucción del crimen en la sala y que se leyera entera la declaración de confesión que hizo en la fase de instrucción con todo tipo de detalles.

En esta declaración, entre otras cosas, explicaba minuciosamente cómo tenía preparados los crímenes, que se vistió de cazador "porque iba a cazar", que sintió "alivio" tras matar a sus víctimas, que el móvil era económico: a unos los mató porque no le pagaban y a los otros porque le engañaron con una tarjeta.

También afirmó entonces que "si hubiera encontrado a Marcelino el electricista y al dueño del bar también los habría matado porque le miraban mal", según consta en la declaración.

El fiscal solicita para Pere Puig una pena de 80 años por 4 delitos de asesinato, 20 años por cada una de las víctimas: el constructor Joan Tubert, el hijo de éste, Ángel, además de Rafael Turró y Anna Pujol, los dos empleados de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), ya que no le tiene en cuenta ningún atenuante.

También solicitan 20 años por cada uno de los delitos de asesinato sin atenuantes el abogado que representa a la familia de los constructores muertos, y la familia de Anna Pujol, la empleada de la CAM fallecida, mientras que la del subdirector de la sucursal, Rafael Turró, ha renunciado a presentarse como acusación particular.

El juicio, que está previsto que se prolongue durante toda la semana, seguirá mañana con las declaraciones de una decena de testigos que estaban en el bar cuando se produjeron los disparos contra los dos constructores, policías que acudieron al lugar, así como el dueño del bar y el electricista que el acusado dijo que también habría matado si los hubiera encontrado.