El Tribunal Supremo ha confirmado la imposición de penas que suman 28 años de cárcel para la madre, dos hermanos y la cuñada de un hombre, ya fallecido, porque supuestamente detuvieron ilegalmente y amenazaron a la compañera sentimental del difunto.

Según han informado a EFE fuentes jurídicas, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha ratificado en toda su extensión la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Palencia, que condenó en concreto a cada procesado a siete años de prisión por los delitos de detención ilegal, amenazas y contra la integridad moral de la mujer.

La decisión de la Audiencia, ahora ratificada, impuso además la prohibición de acercarse a la mujer a menos de 200 metros de distancia durante un período de dieciséis años, además de indemnizarla con 4.000 euros por daños morales.

La Audiencia de Palencia consideró como hechos probados que la víctima y su compañero sentimental se conocieron en diciembre de 2005, comenzaron una relación sentimental y convivieron ambos en el domicilio de la familia del hombre, en la que residían dos de los acusados: la madre y un hermano.

Sin embargo, el hombre falleció en agosto de 2007 en Madrid, cuando se encontraba embarazada su pareja sentimental.

Desde el día de la muerte, los cuatro procesados comenzaron a atemorizar a la mujer con expresiones como "cuando nazca el niño se quedará con nosotros, te guste o no te guste; si recurres a tu familia los primeros que van a morir serán ellos y si te llevas al niño te seguiremos por cielo y tierra hasta encontraros a los dos", con el propósito de que cuando naciera el pequeño no se lo llevase con ella y se quedase con la familia paterna en Palencia.

La joven, pese a las circunstancias, comunicó a todos los acusados su voluntad de marcharse de Palencia a Tudela (Navarra), precisa la sentencia.

Los cuatro acusados comenzaron a amenazar entonces a la mujer con expresiones como "con esta pistola vas a morir" o "quién quieres que caiga primero, tu padre o tu abuelo".

Asimismo, con la finalidad de impedir que la víctima pudiera abandonar la vivienda donde residía con ellos, la encerraron desde el 4 de agosto de 2007 -día del fallecimiento de su compañero-, en contra de su voluntad, en una habitación del domicilio que ocupaban en Palencia.

Taparon la ventana e impidieron a la mujer salir de ella, "además de cerrar con llave la puerta de la vivienda para que no pudiera abandonarla, pese a su estado de gestación avanzado".

Durante el tiempo que duró el cautiverio, los acusados apenas le dieron de comer, ni le permitían sentarse con ellos en la mesa, hasta el punto de que sólo le daban café con leche.

Cuando ingresó en el Hospital Río Carrión -el 13 de agosto de 2007- para dar a luz "presentaba un cuadro de desnutrición y deshidratación".

Además, los acusados conminaron a la mujer a que inscribiera al recién nacido en el Registro Civil como hijo de uno de los hermanos del compañero sentimental ya fallecido, lo que finalmente hizo ante las amenazas de muerte a las que fue sometida.

Los acusados echaron a la mujer de la casa y se quedaron con el niño, tras lo que la víctima se dirigió a la estación de Renfe, donde una persona desconocida, al verla llorar y después de contarle todo lo sucedido, le pagó el billete de tren hasta Tudela, donde denunció los hechos en Comisaría ese mismo día.