La Policía Científica del Cuerpo Nacional de la Policía, encargada de la investigación del atropello ocurrido en octubre de 2006 y que le costó la vida a tres miembros de una misma familia, no pudo acceder al Mini con el que se produjo el accidente hasta 26 horas después del mismo.

Según declaró ayer, durante la segunda sesión del juicio contra P.G. y J.R., uno de los agentes de la Policía Nacional que acudió al servicio, al llegar al lugar de los hechos se le encargó custodiar el Mini, que ya estaba sobre una grúa cuando llegaron los funcionarios públicos del Cuerpo Nacional de Policía.

El agente relató que cuando desempeñaba su labor un funcionario de la Policía Local le dijo que "me retirara, que se iban a llevar el coche, a lo que respondí que mi jefe había dicho que no se movía el Mini de ahí".

"Hasta dos veces llegó a decirme que me quitara y me empujó con el brazo, por lo que solicité que se identificara sin éxito. Pese a todo, la grúa se llevó el vehículo", declaró el agente, quien aseguró que "este no es el procedimiento habitual que se sigue en este tipo de casos".

Por su parte, otro funcionario del cuerpo de seguridad estatal aseguró que no le permitieron el acceso al Mini hasta "26 horas después del accidente, cuando ya teníamos la orden judicial".

Según señalaron los funcionarios públicos, cuando llegaron al lugar de los hechos, este no estaba debidamente acordonado y la escena "estaba alterada".

Por otro lado, algunos miembros de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife ratificaron que el conductor del vehículo, P.G., se identificó como autor del atropello y chófer del Mini, algo que aparece en los atestados "hasta tres veces", pero no mostraba síntomas de alcoholemia.

"Tenía los ojos enrojecidos y hablaba para sí mismo. Se identificó como el autor del atropello, pero no parecía que hubiera bebido", declaró el agente.

Las pruebas periciales

Las pruebas periciales realizadas por la unidad especial de la Guardia Civil que se trasladó desde Madrid para investigar el atropello que tuvo lugar en octubre de 2006 en la Avenida Marítima de Santa Cruz de Tenerife, en el que fallecieron tres miembros de una misma familia, indican que el vehículo pudo arrollar a las víctimas en el tramo comprendido entre 5 metros antes del paso de peatones y 5 metros después.

Las investigaciones realizadas por los expertos, que se expondrán en la sesión de hoy del juicio contra P.G. y J.R., no pudieron establecer con precisión por dónde cruzaban las víctimas del accidente, ni tampoco si el semáforo que, supuestamente, se saltaron los conductores, estaba en rojo para los coches.

En este sentido, se baraja la posibilidad de que las víctimas no cruzaran por el paso de peatones, sino de forma lateral desde la esquina del Cabildo dirección Auditorio, porque se podían dirigir a su vehículo, que estaba estacionado frente al edificio de Mapfre.

Cabe destacar que pese a que el vehículo de los fallecidos fue encontrado por sus familiares dos días después del accidente, este hecho se incluyó en la causa tres meses después y a petición de la defensa de P.G., pues no aparecía reflejado en los informes de los funcionarios públicos.

Sobre las frecuencias de los semáforos, para determinar el color en el que estaba en el momento del accidente, se realizaron varios informes además del establecido por la unidad de la Guardia Civil. Los documentos, según fuentes judiciales, ofrecen diversas teorías, desde el de la Benemérita que no puede determinar el color del semáforo hasta el de la defensa que establece que estaba en verde para los vehículos.

Lo que sí ofrece más datos es la grabación de la cámara de seguridad del edificio del Cabildo de Tenerife. Según fuentes judiciales, en la última barrida que hizo la cámara antes del accidente, el cual no grabó, el semáforo estaba en verde.

Momentos más tarde se produjo la primera llamada desde un teléfono de tarjeta, a cuyo propietario no se ha podido localizar, para alertar del accidente. Los cálculos de intervalos del semáforo, basados en las imágenes, conducen a la defensa de los acusados a sostener que el semáforo estaba en verde para los coches.