La Sección Segunda de la Audiencia Provincial tinerfeña ha condenado a Yamandu M. a diez años y medio de prisión y al pago de una multa de 300.000 euros al haberse prestado a introducir en la Isla más de nueve kilos de cocaína que llevaba escondidos en un bolso para el ordenador en 2009.

Según la sentencia cuyo fallo deberá ser revisado tras la entrada en vigor de la Ley Orgánica 5/2010 de 22 de junio del nuevo Código Penal, el día 16 de octubre de 2009, funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) procedieron a la identificación del acusado que llegó al aeropuerto de Los Rodeos procedente de Caracas.

Los policías descubrieron que portaba, en un doble fondo tanto de la bolsa del ordenador y del equipaje que había facturado, un total de nueve planchas que pesaron 9.150 gramos de cocaína con la intención de destinarla al mercado ilícito y cuyo precio en el mercado podría haber alcanzado un precio de 249.576,47 euros.

En el momento de la detención se intervino también un cargador y dos teléfonos móviles que el arrestado utilizaba para ponerse en contacto con las personas que le habían organizado el viaje.

Dos kilos de droga pura

El análisis de la citada sustancia estupefaciente fue confirmado por los peritos de las dependencias de Sanidad de la Delegación del Gobierno de Canarias y de la Agencias Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que declararon en el juicio que se trataba de cocaína y que su análisis correspondía a 2.113,65 gramos de cocaína pura.

Según la Sala, el delito "se entiende que se ha consumado, es decir que se comete por la mera tenencia con destino a la venta a consumidores habituales".

El análisis de la sustancia incautada en el aeropuerto por los funcionarios policiales queda comprobada por el hecho de que ni la defensa ni el Ministerio Fiscal impugnaron dicho pesaje y comprobación, por lo que no cabe duda de que el condenado sabía lo que traía en los dobles fondos de su equipaje, ya sea el de la maleta como el de la bolsa en la que llevaba el ordenador.

Los agentes intervinientes además relataron la forma en que se llevó a cabo dicha incautación y la aprehensión de la droga que, en modo alguno, dada la cantidad, se puede destinar ni concebir para consumo propio.

El propio acusado reconoció parte de los hechos, aunque argumentó que estaba pasando por un "hipotético estado de necesidad" y se prestó a hacer el viaje desde Caracas a Tenerife.