Hace exactamente un mes que Joaquín Marcos Sánchez revive cada día su particular pesadilla. Este zamorano de 53 años, que reside en El Hierro desde hace ocho, se dirigía a su trabajo, junto a un compañero, y una mujer a la que no conocía de nada les salió al paso con un vehículo y lo apuñaló de forma salvaje, sin un motivo aparente. Desde entonces, la víctima padece diversas lesiones y algunas, en principio, parecen irreversibles y le pueden dejar secuelas.

A pesar de que en aquel momento, la mayoría de los medios de comunicación difundieron que una mujer había sufrido un accidente de tráfico y, posteriormente, había agredido con arma blanca a su acompañante, la historia real fue muy diferente, según el testimonio ofrecido por el afectado a EL DÍA.

Joaquín, que reside en la zona de Las Rosas, cerca de San Andrés, tenía que desplazarse a otra localidad con su Citroën Berlingo para instalar una cámara de seguridad en una panadería. Antes pasó por Guarazoca para recoger a su compañero. Cuando circulaba por la carretera hacia Valverde, tras pasar el pueblo de El Mocanal, el denunciante y su compañero observaron que detrás de ellos circulaba un coche a toda velocidad.

En ese instante, la persona que iba al volante del otro automóvil hizo una maniobra similar a un adelantamiento, pero, en vez de pasarlos, golpeó el turismo donde iba Joaquín.

En ese instante, la víctima pensó que se trataba de un borracho, por lo que prosiguió la marcha. Sin embargo, hubo dos impactos más y el afectado empezó a especular con los motivos de tal comportamiento, por lo que decidió parar el coche para informar de los daños al seguro.

Tras inmovilizar su vehículo, el otro coche, un Seat Panda azul, lo golpeó por cuarta vez por la parte trasera. En ese instante, Joaquín y su compañero, presas del miedo, decidieron quedarse en el interior para ver si del otro automóvil bajaban varias personas. En caso de que así fuera, pensaban arrancar rápidamente y denunciar los hechos a la Guardia Civil.

Pero, para su sorpresa, del Seat sólo se bajó una persona, que se dirigió a su puerta y, desde el exterior, la abrió de forma brusca. En ese momento, la mujer, de algo más de 40 años, les dijo una única frase por dos veces: "¿Dónde vais, cabrones?", a la vez que metía la mitad de su cuerpo en el Berlingo.

A Joaquín no le dio tiempo a reaccionar, porque la mujer presuntamente empezó a intentar apuñalarlo con una navaja de grandes dimensiones. Cuando ya había recibido un "pinchazo", decidió girarse hacia la puerta y trató de defenderse con los pies, fundamentalmente para tratar de sacar a la supuesta agresora del interior del vehículo.

Antes de conseguirlo había recibido cuatro puñaladas más en una de sus piernas. Después, trató de salir a la carretera, pero al pisar la calzada, se derrumbó sobre el piche.

Según cuenta Joaquín, cuando estaba tumbado en el asfalto, la mujer siguió intentando apuñalarlo. Fue en ese momento cuando le provocó un corte de 14 centímetros en la cara, que le recorre desde el pómulo hasta el cuello.

Durante todo ese tiempo, su compañero de trabajo se quedó paralizado. Ante los gritos de la víctima, el otro hombre reaccionó y sujetó a la presunta agresora, que seguía teniendo el arma y podía causar alguna lesión grave al compañero, según la misma fuente. Como la mujer agarraba muy fuerte aún la navaja, la alternativa de Joaquín fue romperle la hoja del arma blanca.

Después se subió en el coche y se tapó las heridas con una camiseta que había en su Citroën, aunque llegó a perder un litro y medio de sangre, según su testimonio. Con la hoja de la navaja rota, la mujer se atrevió a perseguir a pie al compañero de Joaquín y, como no lo logró, fue a buscar el Seat Panda para intentar alcanzarlo.

Al final, la mujer fue detenida por agentes de la Guardia Civil e ingresó en prisión preventiva acusada de un supuesto delito de intento de homicidio.

A Joaquín, la lesión en la cara le ha provocado que su boca esté un poco torcida a la derecha, por lo que no puede hablar del todo bien.

Además, en pocos días se trasladará a Tenerife, porque, supuestamente, como consecuencia de la agresión, tiene un pinzamiento en una de las vértebras.

Joaquín Marcos aún se pregunta por qué tuvo que pasar por ese episodio trágico, ya que no conocía de nada a la presunta agresora.