Un hombre acusado de abusar sexualmente de su hija y maltratarla en el domicilio familiar en Las Palmas de Gran Canaria, cuando ésta tenía seis años de edad, negó este martes los hechos y alegó que "sólo" la tocaba "para bañarla, no con ánimo de satisfacción sexual", así como afirmó que "nunca" le propinó "una paliza", sino "la típica torta si se portaba mal".

"No encuentro explicación lógica" a lo que denuncia la niña, aseguró D. durante el juicio celebrado en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas, donde la Fiscalía ha solicitado imponerle 12 años de cárcel por presuntos delitos de abuso sexual continuado y maltrato familiar, mientras que la defensa pide la libre absolución para su cliente.

El procesado negó que en el año 2007 aprovechaba la presencia de la niña en el salón de la vivienda y, supuestamente "con el propósito de satisfacer sus lúbricos instintos, se valiera de su ascendencia y dominio sobre la menor", para pedirle determinadas prácticas sexuales, tal como sostiene el Ministerio Público.

De igual forma y en el citado período, D. rechazó que "en diferentes ocasiones y aprovechando normalmente los momentos de baño e higiene nocturnos", presuntamente "realizaba diferentes tocamientos" a la menor "con ánimo libidinoso". "Sólo la tocaba para bañarla, no con ánimo de satisfacción sexual. Nunca se quejó de que le doliera lo que le hacía. Nunca me dijo que le doliera nada", apostilló.

La pequeña, que está en tratamiento psicológico, fue declarada en situación de desamparo por los Servicios Sociales y reside en la actualidad con unos tíos maternos. El acusado explicó que a finales de 2007 su pareja y él acordaron dar en acogida a sus hijos a la familia de su madre para ellos ingresar en un centro para desintoxicarse de su adicción a la heroína.

RECHAZA PISARLE LA CABEZA

Igualmente, rehusó que durante los diferentes períodos de convivencia con su hija y con algunos de los hermanos de ésta, ejerciera una violencia desmedida sobre los diferentes integrantes de la unidad familiar, golpeando a la niña "severamente en diferentes partes de su cuerpo. "Nunca le pisé la cabeza", aseguró.

"No voy a decir que nunca le he pegado, pero no le he dado una paliza, no ha sido nada desproporcionado", argumentó D., que justificó los moratones en el cuerpo de su hija en que su piel es "muy blanca y solía darse muchos golpes peleando con sus hermanos".

Agregó que desde los cero a los cuatro años la menor se crió con unos allegados, por lo que al convivir posteriormente con su familia la situación era difícil, si bien incidió en que los niños "nunca tuvieron que ser asistidos clínicamente por lesiones".

"ME PEGABA PIÑAS EN LA BARRIGA"

Sin embargo, la pequeña ofreció una versión muy distinta de los hechos y explicó que su padre le "hacía daño con las manos" cuando la bañaba. "Yo se lo decía, pero él me echaba la bronca porque no le gustaba que se lo dijera", manifestó.

"Mi padre me hacía muchas cosas que no me gustaban", dijo la niña, que se echó a llorar al relatar los tocamientos y las supuestas prácticas sexuales a las que era forzada, así como los golpes que recibía.

Además, comentó que su progenitor le "pegaba piñas en la barriga" y en una ocasión le arrancó un zarcillo de la oreja porque no se sabía la tabla de multiplicar del seis.

Añadió que el acusado golpeaba también a otro de sus hermanos y que sus padres no le hacían la comida, sino que "estaban durmiendo todo el rato".

Por su parte, la tía de la niña explicó que su sobrina le habló de los presuntos abusos sexuales una vez que se quedó a vivir con ella y sus padres ingresaron en un centro.

Recordó que un día, cuando la pequeña tenía aún 4 años de edad, la vio con un ojo morado, lesión que la cría atribuyó a una caída, ya que sus hermanos le advertían de que no hablara.

Posteriormente, cuando la niña empezó a vivir con ella le dijo que su padre "le pisó la cabeza varias veces", y que maltrataba a otro de los niños, al que "daba patadas en el pecho y espalda". "A ella la empujaba contra la pared y le daba piñas en la espalda", subrayó, según palabras de la niña.

LA MADRE "NUNCA" SOSPECHÓ

Por otro lado, su madre biológica dijo que su hija "nunca" le dijo que no le gustaba que le bañara su pareja y destacó que "nunca" sospechó de que sufriera presuntos abusos sexuales.

Argumentó que en la casa vivían tres hijos que tenía en común con su marido y otros dos que tuvo con otra pareja, por lo que "eran muchos niños y mucha carga, pero él nunca les ha pegado con violencia, aunque en alguna ocasión sí le he visto que se le fuera la mano con los niños", reconoció.

No obstante, insistió en que la pequeña "nunca" le ha contada nada ni le ha visto "un ojo morado ni hinchado".

El TESTIMONIO ES "CREÍBLE"

La médico forense que examinó a la víctima ratificó la verosimilitud y credibilidad de su testimonio, que, según ella, "no era inventado ni inducido". "No cabe ningún tipo de dudas", confirmó.

En este sentido, justificó que "las respuestas eran espontáneas" y "describía cosas con detalle", en relación a los episodios de abusos sexuales y de malos tratos.

"Ella decía que sus hermanos y ella comían lo que encontraban por la casa porque sus padres nunca hacían de comer, pero que ahora la tratan bien", indicó. "La niña tenía recuerdos que quería olvidar y no era sugestionable", resaltó.

Por todo ello, el Ministerio Fiscal reclama para D. 10 años de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad durante seis años por el presunto delito de abuso sexual; así como dos años de cárcel, prohibición de tenencia o porte de armas durante cuatro años, e inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad durante cuatro años, por el supuesto delito de maltrato familiar.

En concepto de responsabilidad civil, el Ministerio Público reclama que el procesado indemnice a su hija con 30.000 euros por los perjuicios morales causados. Por su parte la defensa pide la libre absolución para su cliente.

La Sala acordó continuar el juicio el próximo 16 de diciembre (10.00 horas), a petición del letrado de la defensa, para que pueda comparecer una perito que atendió a la niña y que se encuentra en el extranjero.