Un hombre fue condenado por la Audiencia de Las Palmas a 34 años y 10 meses de prisión por haber abusado y provocado sexualmente de manera continuada de cuatro menores en Lanzarote, según una sentencia hecha pública ayer por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

El tribunal consideró como agravante en las penas impuestas por los cuatro delitos de abuso sexual continuado la especial vulnerabilidad de las víctimas. No obstante, la sentencia absuelve al procesado de los delitos continuados de elaboración y posesión de material pornográfico por no haber sido probados.

El acusado no podrá aproximarse ni comunicarse por un periodo de 18 años con ninguno de los cuatro menores, de los que aprovechó la carencia de afecto que presentaban por los conflictos familiares que todos ellos tenían.

El individuo, además, deberá indemnizar a las víctimas por los daños morales causados, de manera que tendrá que abonar 30.000 euros a tres de ellos y 15.000 euros al cuarto.

El acusado conoció en 2005 a la madre de uno de los menores en un bar de Arrecife y, a través de esa amistad, comenzó a ayudar en las tareas de estudio al niño, de nueve años entonces, quien se trasladaba al domicilio del adulto en la capital lanzaroteña. Durante los años 2007 y 2008, el menor pernoctaba de manera cotidiana en casa del acusado e, incluso, viajaba a Fuerteventura con el procesado, que le hizo creer que era su novio para justificar sus primeros besos y penetraciones anales.

El individuo se sirvió de esta relación para contactar con sus otras tres víctimas, dos de ellas hermanos que, a las edades de 10 y 11 años, comenzaron también en 2007 a acudir a la vivienda del procesado y pernoctar algunos días.

El cuarto menor, a la edad de 12 años, comenzó en 2008 a pernoctar también en la casa del acusado.

El procesado durante los encuentros que mantenía con sus víctimas les ponía películas pornográficas, para después hacerles felaciones o penetrarles, o bien satisfacer sus instintos sexuales.