El jurado popular convocado en la Audiencia Provincial tinerfeña para dictaminar sobre la muerte de una mujer de 71 años a manos de su compañero de 79, en diciembre de 2008, en Arico Viejo, emitió ayer por la tarde un veredicto de culpabilidad estimando por unanimidad que lo ocurrido en la vivienda que compartía la pareja desde hacía 20 años fue un delito de asesinato con las agravantes de parentesco y alevosía.

El portavoz del jurado manifestó que se mostraban contrarios a la remisión de la pena y al indulto. Asimismo, en el turno de palabra de las partes, el Ministerio Fiscal solicitó para Álvaro G.B. que se le impusiera una pena de 20 años de prisión, así como que se le prohibiera visitar o entrar en Arico durante 10 años después de cumplir la pena, al igual que se acercara a las hermanas de la fallecida a menos de 500 metros durante otros 10 años.

En cuanto a la indemnización, el Ministerio Fiscal estimó que el acusado debe abonar 250.000 euros a las hermanas de la fallecida.

Tanto la abogada que representaba al Instituto Canario de Igualdad como el representante del Estado se adhirieron a la petición del fiscal, mientras que la defensa dijo a la Sala que no había motivo para elevar la pena más de 15 años y que en cuanto a la indemnización, su patrocinado era insolvente.

Por sorpresa

Los miembros del jurado consideraron que lo ocurrido entre las cinco y las siete de la madrugada del día 10 de diciembre de 2008, en la vivienda de la calle La Aguelilla de Arico Viejo que compartía la pareja, fue una muerte causada por los puñetazos que el acusado le profirió a Donita. También que dichos golpes se dieron por sorpresa cuando la víctima se encontraba desnuda en el baño y a punto de ducharse, ya que ese mismo día había decidido abandonar al inculpado e iniciar una nueva vida con otro hombre al que había conocido en un viaje del Imserso. Y que existían pruebas de que la mujer ya había apalabrado un taxi para que la fuera a recoger a su casa y que el día anterior ya había comenzado a preparar las maletas. La fiscal se refirió siempre a 17 bultos de equipaje.

La intención del acusado fue la de darle puñetazos y causarle la muerte, llegando incluso a preguntar a varios vecinos de Arico si habían visto a su mujer, aunque casi todo el pueblo, tal y como manifestó el Ministerio Fiscal, conocía la mala relación de la pareja y la intención de la víctima de dejar a su marido y dejar "atrás una vida de palos".

La tanquilla como tumba

El acusado, una vez acabó con la vida de Donita en el baño, la arrastró hasta una rampa de cemento que daba a una huerta y donde había una tanquilla con el firme propósito de "esconder" el cuerpo tirándolo al tanque y pensando erróneamente que se iba a hundir, pero el cadáver flotaba y fue encontrado por los policías locales. Los forenses determinaron que la víctima recibió todos los golpes en la cara, rompiéndole tres huesos y causando un traumatismo craneal que le produjo la muerte.