La Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife culminó la llamada "operación Médano", que permitió la detención de 14 personas integrantes de una red organizada que introducía grandes toneladas de hachís en la isla de Tenerife.

En concreto, el equipo policial responsable de la investigación intervino 1.076 kilos de droga, que habían sido alijados en embarcaciones neumáticas que partían desde las costas de Marruecos hasta la Isla.

El servicio fue culminado por el Equipo Contra el Crimen (ECO) de la Guardia Civil y se inició cuando durante el mes de abril los agentes detectaron un aumento de la oferta de esta droga, localizando a un grupo de personas en el Sur que generaron las sospechas del equipo policial.

Según explicó ayer el teniente coronel de la Guardia Civil, Ricardo Arranz, acompañado del subdelegado del Gobierno, José Antonio Batista y el coronel Pedro Izquierdo, tras los primeros indicios se localizaron varios domicilios y, de esta manera, se fueron cercando los movimientos de los narcotraficantes.

Un servicio complejo

Arranz dijo que el servicio fue complejo desde un primer momento, puesto que las personas cambiaban constantemente de vivienda, vehículos y de ahí que resultara complejo llevar a cabo los seguimientos y la vigilancia.

El servicio policial se realizó en dos fases. La primera de ellas tuvo lugar el 10 de septiembre, cuando se detuvo a cinco personas y se interceptó un alijo de 176 kilos de hachís, en el Norte de la Isla.

Luego, y una vez que los agentes tuvieron conocimiento de que en el Sur de la Isla se iba a realizar un importante desembarco, continuaron con las investigaciones y establecieron un dispositivo en la playa de Abades, en el municipio de Arico.

Fue el pasado 10 de diciembre cuando en este mismo punto de la Isla los agentes interceptaron una embarcación neumática con 900 kilos hachís.

Además, según explicó igualmente el teniente coronel, los investigadores observaron en esta misma playa cómo una embarcación se aproximaba a la playa, al igual que varias furgonetas, siendo transportada la droga en los vehículos. Las furgonetas abandonaban la playa a gran velocidad e, incluso, una de ellas se dio a la fuga golpeando, incluso, a uno de los coches policiales, aunque luego detuvieron a sus ocupantes.

Estos individuos estaban perfectamente organizados en tres grupos y actuaban con autonomía propia para la venta y distribución de droga. Todos ellos estaban radicados en Las Galletas, San Isidro y Santa Cruz de Tenerife. Los detenidos mantenían contactos con Marruecos, y desde allí se daban instrucciones acerca de la llegada de la droga y el lugar donde se producía el desembarco.