La Policía Nacional ha desmantelado una banda compuesta por ciudadanos rumanos que había estafado 800.000 euros a través de Internet. Creaban páginas web falsas, en las que ofertaban productos que vendían pero nunca entregaban. Con la información que obtenían de las personas que entraban en la web, abrían cuentas bancarias o contrataban servicios. Los delincuentes insertaban además anuncios fraudulentos en determinados portales de subasta y compra venta, y confeccionaban documentaciones falsas.

Los arrestados están acusados de los delitos de estafa, tenencia ilíctia de armas, contra la salud pública, falsificación documental y asociación ilícita. Por ahora, se han registrado 70 denuncias, pero la Policía ha identificado a más un centenar de personas que habían realizado compras a los perfiles creados por la red en las páginas web fraudulentas. La banda, compuesta por diez personas, estaba muy bien organizada, en un régimen de semiesclavitud. El cabecilla tenía además una plantación de marihuana.

Los investigadores comprobaron que los correos ''trampa'' remitidos por la organización habían sido enviados en su totalidad desde un servidor alquilado a una empresa de ''hosting'', contratado con nombre falso y manejado de forma remota desde la red de telefonía móvil. Este servicio era pagado también fraudulentamente con una tarjeta de crédito australiana. Habían alojado diversas páginas de ''phising'' y habían enviado más de 500.000 correos suplantando la página de un servicio público del Estado y otra de una empresa de envío internacional de dinero. Otro de sus mecanismos para obtener identidades era la publicación en internet de anuncios de falsas ofertas de trabajo.

Una vez que obtenían las identidades mediante ''phising'', la red creaba perfiles de usuario en portales de subastas legales, y ofertaba productos inexistentes a través de Internet. Los compradores abonaban los productos, que nunca eran entregados. La organización también creaba páginas de tiendas virtuales ficticias donde exponían ofertas de productos que tampoco llegaban al comprador.

El grupo desmantelado, además de nutrirse de identidades logradas con ataques de phising, disponía de un importante equipo de falsificación de todo tipo de documentos. Empleaban esos documentos para abrir cuentas bancarias, contratar servidores, alquilar pisos y contratar dispositivos móviles de acceso a Internet o líneas de ADSL. En uno de los registros practicados por los agentes, se intervinieron decenas de falsos documentos de identidad de varias nacionalidades, además de ocho impresoras de alta calidad y material para realizar las copias.

UN PROTOCOLO DE SEGURIDAD PARA NO SER DETENIDOS

El grupo estaba perfectamente estructurado y con sus funciones muy delimitadas. El jefe coordinaba y controlaba permanentemente a todos los miembros. La vigilancia era tal que rozaba la semiesclavitud. Mantenían fuertes medidas de seguridad y constantes cambios de lugar de trabajo, y activaban un ''protocolo de seguridad'' cada vez que tenían la sensación de estar siendo vigilados.

La organización desmantelada se dedicaba además a otras actividades delictivas. Buscaban las que les pudiera dar mayor beneficio con las penas más leves y el mínimo riesgo de ser detenidos. En los registros efectuados se han intervenido tres armas de fuego reales con abundante munición, dos armas de fuego simuladas y una pistola eléctrica. El cabecilla detenido también poseía una plantación de marihuana.

En el desarrollo de la operación se han realizado seis registros en Madrid, Illescas, Chinchón, Rivas Vaciamadrid, San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz, y se han investigado más de 50 cuentas bancarias vinculadas con la organización. La operación ha sido dirigida por el Grupo de Seguridad Lógica, de la Brigada de Investigación Tecnológica de la Comisaría General de Policía Judicial, dada la complejidad técnica requerida para esta investigación.