Las autoridades confirmaron ayer que el cadáver hallado el pasado domingo en un descampado del Camino de Las Mantecas, en el término municipal de La Laguna, corresponde a María Candelaria Batista "Yaya", la mujer de Santa Cruz de Tenerife que estaba desaparecida hacía más de una semana.

El cuerpo fue descubierto por una mujer que se dirigía a su puesto de trabajo y cogió un atajo en las primeras horas de la tarde.

El hijo de la fallecida, José Luis Batista, manifestó ayer que esperaba que la desaparición de su madre acabara de esa manera y que ahora ya "estaba descansando".

Además, el hijo de la víctima agradeció el interés de los medios de comunicación por divulgar su demanda para que las fuerzas de seguridad dedicaran más recursos a la localización de su madre. Además, su hijo quiso agradecer profundamente la colaboración y apoyo recibido por los vecinos del barrio de Los Gladiolos, donde junto a él residía su madre, así como a todas aquellas personas desconocidas que durante los últimos días pusieron todos sus esfuerzos con la intención de encontrar el paradero de esta vecina de la capital tinerfeña. Pero también ha lanzado un mensaje de agradecimiento a los medios de comunicación.

El cadáver de María Candelaria fue descubierto en las proximidades de la calle Radioaficionado y una dotación de la Policía Local de La Laguna adscrita al destacamento de La Cuesta comprobó que no tenía pulso.

Funcionarios de la Policía Nacional investigan las circunstancias del suceso y, al parecer, el cuerpo no presentaba signos de violencia. Mientras, el hijo de María Candelaria Batista aseguró a este periódico que la muerte de su madre había sido por voluntad propia, pues añadió que "había tomado pastillas". Hay que recordar que fue el pasado día 22 cuando María Candelaria abandonó su hogar por medio del tranvía en dirección de la plaza Weyler -según los primeros relatos de su hijo tras conocerse la desaparición-, pero en la actualidad se ha sabido que el destino no fue otro que el de La Laguna.

Las sospechas de que algo había ocurrido comenzaron porque María Candelaria tenía que estar sobre las 9:00 en un domicilio doméstico del centro de la capital para realizar trabajos de limpieza, donde habían alertado de su ausencia, ya que, según parece, la víctima solía ser muy puntual y siempre tenía el móvil operativo.