El barco humanitario "Alan Kurdi" espera ante Malta que le concedan un puerto donde atracar, mientras comienzan a escasear el agua y la comida a bordo y cuando hoy una de los 64 inmigrantes que rescató el pasado miércoles tuvo que ser evacuada y atendida por médicos malteses, tras perder el conocimiento.

En la embarcación, de la ONG alemana Sea Eye, habían sido acogidos 64 inmigrantes -50 hombres, 12 mujeres y 2 niños- rescatados en aguas internacionales frente a Libia el pasado miércoles, pero hoy una joven de 24 años fue evacuada a la isla por personal maltés y atendida en un hospital tras perder el conocimiento, explicó a Efe el portavoz de la organización humanitaria, Luca Marelli.

La nave sigue frente a Malta, en el Mediterráneo central, después de que las autoridades italianas la impidiesen acercarse a la isla de Lampedusa.

En un nuevo llamamiento, Sea Eye reiteró su petición a Malta para que permita el desembarco de estas personas, entre ellas un niño de seis años, un bebe de once meses y una embarazada.

Marelli aseguró que todos "necesitan desembarcar lo antes posible".

Las autoridades italianas anunciaron que permitirían solo la salida de dos madres con sus dos hijos, pero estas se negaron a abandonar el barco y separarse del resto de sus familias.

Una decisión de Italia que la ONG calificó de "humillante e inhumana".

Según la ONG, la Unión Europea (UE) está negociando la posible reubicación de estas personas, pero el retraso en dar una solución es una violación de los derechos humanos "que podría tener consecuencias legales", afirmó el portavoz Dominik Reisinger, quien adelantó que un equipo de abogados se está ocupando ya del caso.

Uno de los responsables de la ONG en el barco, Jan Ribbeck, explicó en un comunicado que una parte de los rescatados "tuvieron que dormir principalmente en cubierta", donde no estaban al resguardo de las condiciones meteorológicas.

Debido al temporal que azota la zona, los migrantes que están en cubierta se han mojado una y otra vez y no cuentan con ropa para cambiarse, por lo que tienen mucho frío, resaltó Ribbeck.

Bajo cubierta, donde cabe una veintena de personas, ha habido momentos en los que han tenido que convivir 81, entre migrantes y tripulación, y muchas de ellas han sufrido mareos.

Ribbeck explicó que "preocupa el rápido consumo de agua" que, además de para beber, se necesita para asearse y cocinar.

La ONG ha advertido a las autoridades maltesas de que se necesitarán alimentos, agua potable y ropa desde mañana.

En estos días, indicó Sea Eye, los migrantes han relatado a los cooperantes las razones por las que abandonaron su hogar y las torturas de las que han sido víctimas en Libia.

Las mujeres denuncian casos de violencia sexual y los hombres, chantaje, tortura e incluso el asesinato de aquellos migrantes que ya no podían pagar a los traficantes.

"Después de todo el sufrimiento en su camino a Europa, el continente donde a sus políticos les gusta tanto hablar de los valores europeos, estos solo tienen un mensaje claro para nuestros supervivientes: ''ÑNo queremos que estén aquí!''", señaló el presidente de Sea Eye, Gorden Isler.

El presidente de la ONG denunció que "estas personas están atrapadas en sus botes entre dos mundos que les muestran todo tipo de desprecio".