Google aspira a revolucionar los videojuegos sin vender ni una sola videoconsola. El gigantesco buscador pretende con Stadia, su nuevo producto, lo contrario: dar carpetazo a lo físico. Su nuevo invento se trata de algo muy parecido a Netflix, pero en vez de incluir series en su catálogo ofertará videojuegos. Y en vez de necesitar una consola se podrá jugar en el PC o incluso en el móvil apretando un botón.

Las videoconsolas ha sido un oligopolio durante lo que va de siglo. Sony, Nintendo y Microsoft han impuesto su ley. Pero todo puede cambiar a partir de este año conStadia, el punto de partida de una carrera de final desconocido pero de la que se atisban las metas volantes.

La principal será cambiar un modelo de consumo articulado en años de evolución. De la misma manera que a un bebé no hay que enseñarle a respirar, el consumidor de consolas está acostumbrado a cada cierto tiempo comprar una máquina nueva con mejores prestaciones y, casi siempre, más bonita que su antecesora.

Pero el triunfo de Stadia puede ser el final del formato físico. No debería ser alarmante. Excepto libros, es raro encontrar a gente comprando películas o discos en las tiendas donde lo hacía hace veinte años. Lograr un "disco de platino" hoy no es lo mismo que hacerlo en la década de los noventa. Y, sin embargo, en todas las fiestas patronales se hacen conciertos y se estrenan más películas al año de las que podemos ver. Para cambiar esa inercia, el servicio debe funcionar. Es distinto reproducir Narcos que jugar a Halo. Google defiende que para jugar en condiciones harán falta 25 megas por segundo contratados. Una estimación aparentemente halagüeña, pero que de ser cierta dejaría a España en buen lugar. Aquí la media contratada es de 27 megas, es decir, es el decimosexto país del mundo, por delante incluso de Estados Unidos, que es el vigésimo.

En realidad, Google no ha dado el pistoletazo a esta carrera. Tan solo se ha puesto en la línea de salida. Microsoft lleva dando soporte a su Game Pass, un sistema idéntico en lo fundamental a Stadia, desde hace ya tiempo. Y Sony ha arrancado este mismo mes la fase de pruebas de Play Station Now, una plataforma en la que oferta sus videojuegos en streaming.

La revolución de Google no viene entonces por el streaming, que ya se viene aplicando en el sector desde hace tiempo, sino por quitarse intermediarios de delante. Para tener Game Pass hay que tener una Xbox One. Con Stadia no sería necesario. Sería algo así como un descodificador. Una plataforma para jugar a videojuegos en la nube y en cualquier lugar.

En la Game Developers Conference, la feria donde se presentó la idea, se demostró. Se puso el ejemplo de ver un tráiler de un videojuego en Youtube, apretar un botón y empezar a jugar directamente. Parece mágico. Pero solo tan mágico como hace dos décadas podía parecer una pantalla táctil o encargar la comida por internet.