Una red de alrededor de doscientas charcas artificiales, diseminadas por toda la geografía peninsular y con climas diferenciados, forman parte de un pionero macroproyecto hispano-luso que permitirá entender mejor cómo funcionan los ecosistemas y evaluar su respuesta ante el cambio climático.

"Iberian Ponds" es el nombre de este experimento formado por seis instalaciones ubicadas en diferentes lugares de España y Portugal en las que, en cada una de ellas, hay instalados 32 charcas o estanques artificiales, separados entre sí por unos cuatro metros de distancia.

Las charcas permitirán elaborar modelos para evaluar cómo las comunidades naturales responden, ahora y en el futuro, a los cambios ambientales y sus consecuencias para los servicios del ecosistema, según explicó a Efe Miguel Araújo, profesor de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) y director del proyecto.

Esta instalación de mesocosmos (un laboratorio intermedio entre un acuario y un experimento en condiciones naturales) aportará información relevante sobre el funcionamiento de las redes tróficas de los ecosistemas, además de determinar el punto crítico de cada uno de ellos.