Miguel Ángel Matrán (Cartagena, 1949) opta a presidir el Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación (Coaatie) con una propuesta basada en la formación y la interacción con otros sectores profesionales, con la premisa de incluir a todos los titulados, independientemente de que estén ejerciendo o no en la actualidad. Con un gran currículum profesional en ámbitos educativos y de Protección del Patrimonio, aboga por la necesidad de dar un toque de modernidad global al Colegio al que aspira. José Domingo Guadalupe será su contrincante en el camino para este martes, día de las elecciones.

¿Por qué da el paso para presentarse a presidir el Colegio?

Pues por el momento profesional en el que estoy y por el que pasa la profesión, no porque esté en crisis, sino porque está sometido a una profunda transformación. Hoy la intervención de los profesionales no es igual que la de hace 10 años. ¿Tiene que ver la crisis? Hombre, ha cambiado el modelo social y tenemos que adaptarnos.

¿A qué se refiere?

Mire. Queremos propiciar el holístico de las cosas, que no estén compartimentadas de cara a la sociedad. Fíjese, es una integración total, y no parcial, de la profesión en la sociedad. Esa integración tiene que ver con una frase de Aristóteles, "El todo es mayor que la suma de las partes". Esto se ha visto hace dos semanas con la visita de Norman Foster a Madrid para crear una Fundación que lleva su nombre y que nace con el objetivo de estudiar los retos urbanos de la desigualdad, la falta de infraestructuras y el fin del trabajo. Fíjese, está hablando de los profesionales, uno de los arquitectos más importantes del mundo. Colas para escuchar la necesidad de una integración de las profesiones en la sociedad de hoy. Esa necesidad no es la misma que la de hace años. La misma idea la comparten el especialista y exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg y otros.

Y esa idea no se ha trasladado al Colegio Provincial.

Claro. La mentalidad del profesional está enfocada al apartado individual, no colectivo. Se debe empezar de forma colectiva, desde dentro de los propios profesionales y hacia los demás también. Recurrir a un trabajo global para las respuestas globales que precisan una intervención en el territorio, un edificio o lo que sea. Es generar esa mentalidad y adaptar la estructura de nuestro Colegio a la realidad social de los profesionales. Vale que ha existido una crisis, pero un profesional se debe seguir formando.

Entonces no se ha trasladado esa forma de entender la profesión como una herramienta colectiva.

Efectivamente. No es un ataque a nadie. Es una posibilidad de apertura mental, la forma de pensar. No todo se puede basar en visar, cobrar y tener relaciones estancas. Lo entiendo así y creo que desde el Colegio se debe propiciar esta realidad. ¿Lo ha provocado la crisis? Sí... Pero, simplemente ha puesto en marcha un mecanismo al que nos tenemos que incorporar.

Por motivos profesionales usted viaja mucho. ¿Lo que defiende se percibe en esos foros en los que usted participa?

Se tiene mucha conciencia. Ya es conocido. Las estructuras actuales son, en el caso nuestro, Colegios profesionales en cada Provincia y un Consejo General que los aglutina a todos. Estas ideas con la perspectiva profesional de ahora tiene que llegar al Consejo profesional porque es algo global. Es una movida profesional que tiene que generar el técnico que corresponde al tiempo y a la sociedad de ahora. La crisis ha transformado los gremios y las profesiones por supervivencia pura y dura. Ahora se ha encendido una alarma y hay que aprovechar el punto de arranque y no quedarnos aquí. No tiene sentido que la globalización de la crisis sitúe a los profesionales a hacer una cosita aquí u otra allá. La actividad profesional es global y el arquitecto, el aparejador o el sector tiene que trabajar en conjunto con su compañero o recurriendo a los otros para lograr un mismo objetivo. No es solo la firma y el sello, como hacíamos antes.

¿Pero teme que por el miedo escénico de lo que defiende no pueda entenderse esa idea?

No. Hay una cosa que es irremediable. Sus hijos, sus nietos tienen que conocer idiomas, tener másters... Si ellos los están aplicando para un futuro inmediato en sus ámbitos privados, lo tienen que ver para ellos mismos. No tiene sentido que perdamos la oportunidad para nosotros mismos. Siempre se está a tiempo, pero hay que cambiar la mentalidad. Hace días estuve en La Gomera y un caso real es el que me transmitieron de un profesional que tiene un hijo que ha estado en Dinamarca, ahora en Groenlandia, sabe no sé cuántos idiomas, pero está haciendo un trabajo global, no solo se limita a inspecciones técnicas, que hay que hacerlas, pero solo es una parte. Hay un todo. Es un denominador común que está en todos los profesionales. Los que empiezan están preparados, pero los que estamos nos tenemos que adaptar. Si se lee los estatutos del Colegio, es como si leyera los Pilares de la Tierra. Por eso el concepto de gremio me da pavor, porque los tiempos van por otro lado.

¿Qué le falta al Colegio?

Pues lo mismo que le falta a los ayuntamientos. Ver la realidad de la gente que los rodea. Uno, hay profesionales que no pueden pagar una cuota tras terminar una carrera y no pueden participar de la vida colegial. Dos, profesionales que han sido víctimas de la crisis y se han tenido que dar de baja por no tener ingresos y, otros, relacionados con la administración, principalmente, que dicen que no hacen proyectos porque está en otro ámbito... Pero son aparejadores y por eso pienso que el Colegio tiene que participar de los problemas de la gente que son aparejadores y tiene que crear mecanismos para integralos en la actividad colegial que es común para todos, que es la formación, principalmente.

¿Habla de reciclaje?

Claro, y en todos los campos porque es buenísimo. Por ejemplo, las personas que estén en la administración nos pueden enseñar muchísimo.

Es entonces...

Eso que le decía antes. No cada uno en su esquema, sino que tenemos que contar unos con otros. Los que acaban, que tienen que tener un proceso para que se integren, por ejemplo.

¿Y cuál será su primer gesto si es elegido el presidente?

Lo que hemos hablado. La formación, pero no se trata de dar un curso de una empresa. Que el área de formación se transforme en un Patronato y que necesitemos socios profesionales, buscar esas conexiones. Hay un colegio en cada Isla, dos universidades y todos pueden aportar con sus fondos. Los colegios tienen sus fondos en los bancos. Todos podrían colaborar. Se ha hecho en otros lados como en la Comunidad de Madrid, que tiene una Fundación con un patronato cuyo Colegio es el socio principal, y se incluyen la UNED, la Politécnica de Madrid, la Comunidad, el ayuntamiento, los bancos. Las fundaciones son herramientas para desarrollar cosas que como institución te quedas corto. Capitalizaría, entre otras cosas, formación para los aparejadores y para este "todo". Y eso vincula a otros profesionales de otros sectores que puedan aportar como ingenieros, arquitectos y otros especializados.