Una cueva de cien metros originada por el agua hace más o menos un millón de años y con un recorrido accesible se sumará a un sendero botánico con más de una veintena de especies para mejorar la comprensión de los yacimientos de Atapuerca, en Burgos, a los visitantes.

Uno de los codirectores de los yacimientos, Eudald Carbonell, ha considerado, en rueda de prensa, que las nuevas infraestructuras supondrán "un salto" en la experiencia de los visitantes, aunque se implantará con carácter de experiencia piloto y con número limitado de personas que podrán acceder.

Carbonell ha explicado que en el caso de la cueva, llamada "Cueva Peluda", el acceso es complicado, no se puede entrar de pie y el suelo tampoco es liso, por lo que no se puede acceder en el caso de personas con claustrofobia o con algún problema de movilidad.

La encargada del proyecto en la Fundación Atapuerca, Ana Isabel Ortega, ha detallado que se han instalado sensores para medir la temperatura y la humedad en la cueva para ver su evolución y conocer el impacto de las visitas, de manera que se pueda establecer su frecuencia y volumen de visitantes.

En todo caso, las visitas comenzarán el próximo día 17 y solo se podrán realizar en fines de semana alternos y en grupos de unas doce personas hasta final de año.

El recorrido de cien metros por la cueva permite ver cómo era en su origen, completamente anegada por el agua, cómo se fue secando al bajar el nivel del río y se crearon estructuras por el efecto del agua, sobre todo estalactitas y estalagmitas.

Se trata de una gran oquedad que recibe el nombre de "barbuda" porque se ven en muchos puntos las raíces de los árboles de la superficie, que asoman para tomar humedad de la cueva.

La entrada está en un lateral y no era una de las que permitía el acceso a la cueva antiguamente, lo que facilitó el acceso de osos para hibernar, como el cuerpo completo de un oso de hace 500.000 años que se encontró en uno de los laterales, y de homínidos, como demuestran los restos de industria lítica de hace unos 200.000 años encontrados en una cata al fondo de la cueva.

La cueva está situada justo debajo de los yacimientos más emblemáticos de Atapuerca -Trinchera, Elefante y Gran Dolina- y permite al visitante hacerse una idea de cómo eran los yacimientos que se encuentran en superficie.

Carbonell ha recordado que el proyecto de abrir una de las cuevas de la sierra de Atapuerca al público se venía planteando desde 1992, aunque se ha ido posponiendo hasta ahora, igual que ha ocurrido con el sendero botánico.

En este caso, se trata de un recorrido por el lateral de los yacimientos donde se pueden ver 22 especies de árboles y arbustos, más de la mitad presentes a lo largo de varios momentos de la historia de la sierra.

El responsable del Aula de Medio Ambiente de la Fundación Caja Burgos, que ha financiado el sendero junto a la Obra Social de La Caixa, Miguel Ángel Pinto, ha explicado que en este caso también se mantendrá el mismo límite de visitas que en la cueva, para evitar molestar a la fauna.

"Se trata de hacer un recorrido por la vegetación y la fauna para explicar su presencia en la sierra, especialmente interesante por los distintos momentos en que han ido apareciendo y por el hecho de confluir especies del área mediterránea y de la atlántica a distancias relativamente cortas.

Pinto ha insistido en que la aparición de restos de homínidos eclipsa en Atapuerca la aparición de restos de especies animales cuya evolución también se está estudiando e, incluso, de especies botánicas, que aún pasan más desapercibidas.