Fue en Mesopotamia donde, según consta por documentos que han perdurado durante siglos, tuvo lugar por primera vez esa unión oficial entre un hombre y una mujer, allá por el 4.000 antes de Cristo. La idea del matrimonio, lógicamente, ha cambiado mucho desde entonces, y esto ha interferido también en la forma en que se han ido concibiendo las relaciones íntimas.

De que en la Edad Antigua el matrimonio fuera pensado como un contrato entre el padre de la novia y el novio, lo que era común entre los sumerios, se extrae que ella tenía poco que decir en cualquier materia. Estaba supeditada, también en sexo, a lo que el marido quisiera.

En la Edad Media, cuando estaban extendidos y aceptados los postulados sociales de la Iglesia, era delito lo que se saliera del matrimonio monógamo. Este, de hecho, era un sacramento, la unión irrompible realizada ante Dios. Indisoluble incluso para reyes como Enrique VIII, que fundó su propia religión.

La Revolución Industrial y la aparición de la clase media propiciaron también que el matrimonio respondiera más a la existencia de amor entre una pareja que a los intereses económicos de las familias. Ellas, además, comienzan a empoderarse cuando reivindican, por ejemplo, tener control sobre sus finanzas, sobre el producto de su propio trabajo.

La explosión homosexual

A partir de los años 70, la legislación favorable en algunos países a cuestiones como el divorcio promovieron nuevos roles. Comenzaron a ser aceptadas incluso las relaciones sexuales esporádicas, sin ataduras, ajenas a lo que uniera a quienes participaban en ellas.

Habría un colectivo, sin embargo, que tendría que seguir rompiendo barreras y prejuicios que continúan hoy, como son los homosexuales. Una situación que contrasta con la normalización generalizada de las relaciones homosexuales en época romana, por ejemplo.

Los homosexuales españoles sufrirían muchos reveses a lo largo de la historia cuando se incluyó el concepto de sodomía en el Código Penal de España; o cuando pese a un ambiente de reconocimiento de las libertades individuales en el siglo XIX, la dictadura franquista comenzó su salvaje persecución de los denominados violetas.

Los 80, con hitos como la legalización del Front d''Alliberament Gai de Catalunya, hicieron a las personas homosexuales protagonistas de movimientos reivindicativos, que tuvieron su calado en la cultura. El 2 de julio de 2005, sin embargo, se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo en España, en el marco de la primera legislatura de Zapatero.

Pansexual, asexual… Las nuevas etiquetas

Parece haber pasado una eternidad desde entonces, pero de eso “solo” hace diez años. Hoy han surgido nuevos conceptos en torno a la orientación sexual que indican que, en realidad, no tiene sentido eso de establecer etiquetas para designar quién se acuesta con quién. Mientras no se haga daño a nadie, que cada uno viva la vida a su manera.

El término pansexual, por ejemplo, designa a una persona que se siente atraída sentimentalmente por alguien independientemente de su sexo. Es decir, alguien que se enamora de la persona por encima de las cuestiones de género. Es esto último, precisamente, lo que diferencia al pansexual del bisexual. La atracción que siente éste útil si tiene que ver con el género, hombre o mujer, en cada momento determinado.

Otro término que se ha hecho popular es el de la asexualidad. Quien es asexual presenta un nivel bajo o nulo de interés por la actividad sexual, y, por lo tanto, hay dudas de si adscribir el concepto a un tipo de orientación sexual o no.

Al margen de ello, establecimientos como los locales para el intercambio de pareja o los sexshop también han revolucionado la visión de las relaciones íntimas. Bien es cierto que esto de los sexshop no es nada nuevo, y que ya en 1978 hay noticias del primero abierto en Madrid. Pero la apertura de mentes, la aceptación y la innovación aplicada a muchos productos ha conseguido que gocen en la actualidad de la máxima popularidad.

Entre los artículos que se pueden encontrar, están las cremas y sprays como Titan Gel. Se venden como productos que aumentan la confianza en ti mismo y favorecen las relaciones íntimas a pleno.

Siglo XXI: las páginas de citas

Términos como el de follamigos se vienen mencionando desde los 80, pero encontrarlos nunca ha estado tan al alcance como ahora. Las páginas webs de contactos aumentan las posibilidades de ligar, e incluso de encontrar nuevos amigos, sin que la persona tenga que someterse al desgaste que puede generar el tú a tú. El número de usuarios o los datos de facturación de los grandes portales de citas nos indican que se trata de una práctica al alza.

La sociedad de hoy, más abierta y tolerante en líneas generales, es también la que hace que triunfen sagas como Cincuenta sombras de Grey, cuya segunda película está próxima a estrenarse.