Para poder parar a tiempo los posibles conflictos que puedan ocurrir en institutos , Javier de Loño Capote, psiquiatra canario y jefe de la Unidad de Salud Mental infanto-juvenil del Hospital La Fe de Valencia, apuesta por la instalación de "cámaras ocultas" en estos centros.

Respecto a lo que atañe a la privacidad del alumnado, el psiquiatra asegura que a ellos "no debería importarles cuándo se activan las cámaras". Según De Loño, esta medida de seguridad serviría para evitar "comportamientos hostiles en los patios escolares".

Es una de las acciones que el psiquiatra canario recomienda implantar a la Consejería de Educación. "Los profesores han perdido la autoridad y deben ser los órganos de gobierno los que se la devuelvan", explicó. De hecho, compara las aulas actuales con "bombas de relojería", en las que los alumnos con trastornos disociales - aquellos que presentan conductas distorsionadas, destructivas y de carácter negativo recurrentemente - tratan de alterar su orden, perjudicando a la enseñanza.

Para conseguir que los menores puedan cuidar su salud mental durante las horas lectivas, el doctor recomienda instalar una "Unidad del Adolescente". En este lugar cualquier alumno podrá acudir para contarle sus preocupaciones a un psicólogo especializado o un psiquiatra. De Loño también apuesta por instaurar una escuela de padres, a la que uno de los familiares o ambos, tengan que asistir cada dos meses para aprender, entre otras cosas, a tratar la salud mental de sus hijos.

El uso de teléfonos móviles en las aulas es otro de los comportamientos en los que incide Javier de Loño. "El móvil debe regularse, porque un niño de menos de 14 años no tiene por qué entrar este dispositivo al colegio", asegura.

Los móviles pueden llegar a considerarse un arma para el bullying porque "un chico que tiene un trastorno y está pasándolo mal consigo mismo, puede utilizar el dispositivo para meterse con los demás, grabarlos y acosarlos".

Finalmente, destacó es el consumo de drogas. "Los adolescentes no encuentran salida a sus hobbies, trabajos y deseos, lo que les lleva a empezar a consumir drogas para evadirse del problema", explica. Respecto a esta adicción, el psiquiatra alerta de que, aunque los jóvenes no sientan consecuencias a corto plazo, el consumo regular de estas sustancias pueden repercutir en ellos más adelante.

Estas adicciones, al igual que otros trastornos de salud mental, pueden combatirse con el deporte, la música y la lectura. Javier de Loño considera estas tres actividades como un "triángulo amoroso para la autoestima" y una forma para ser feliz "con muy poco".