Alejandro Hernández, autor de "De bipolar a bipolar", la primera guía escrita desde dentro por un afectado por este trastorno, ha decidido distribuir la obra gratis en internet para divulgar, sobre todo en América Latina, herramientas que destierren ideas preconcebidas y mejoren la calidad de vida.

"De bipolar a bipolar" se publicó en su primera edición impresa hace seis años y forma parte del proyecto en internet emprendido por Alejandro Hernández (Santa Cruz de Tenerife, 1979), que explica en una entrevista a EFE que cuenta con más de mil seguidores y se percató de los numerosos mensajes que recibía desde México, Perú, Bolivia y Venezuela, entre otros países.

Hernández, que también es autor de obra de ficción como los relatos "En busca de Ávalon", intentó reeditar "De bipolar a bipolar" pero ante el coste y las dificultades decidió "regalarlo".

Le motivó a ello el ver la cantidad de mensajes procedentes de Latinoamérica y su percepción de que si en Europa las enfermedades mentales son aún un asunto "vergonzoso" que se oculta en las familias, esto se agrava en países latinoamericanos.

"Me escriben madres de afectados, incluso algunos bastante mayores, que agradecen la utilidad de la guía para un trastorno sobre el que aún hay bastante desconocimiento", precisa el autor.

En apenas unas semanas ha distribuido unos 200 ejemplares y casi a diario recibe varios mensajes de interés por la guía con la convicción de que de esta forma llega tanto "al otro lado del planeta como al vecino".

Optó por distribuirla a través de las redes sociales, en vez de en una página de descarga directa, porque de la primera forma puede establecer contacto con quien le escribe, y percibe entre sus lectores "el impacto" de que alguien hable del trastorno bipolar "en primera persona".

Alejandro Hernández se muestra satisfecho con el "libre tránsito" que está registrando de esta manera "De bipolar a bipolar", pues se distribuye entre sucesivos lectores e incluso le han hablado de un psicólogo latinoamericano que lo está recomendando.

Que un afectado hable de su caso "es un paso adelante", pero Hernández recuerda que también en su guía enseña desde el punto de vista didáctico y de la psicoeducación las herramientas para la mejor calidad de vida posible.

"No investigo sobre quién me pide el libro, pues parte de la pureza del proyecto es no condicionar lo que dices o haces según quién te lo pregunte, aunque sí he visto que normalmente son más las mujeres las que consultan quizás por la idea de que el hombre debe valérselas por sí mismo y a ellas les está permitido pedir ayuda", señala.

Respecto a sí cambiaría algo respecto a la primera edición de la guía, Alejandro Hernández contesta que "sí y no" pues su experiencia sobre la enfermedad ha cambiado, aunque sigue pensando que es "un buen compendio de herramientas básicas para que cada familia o afectado hagan su andadura personal".

Por mucho que avancen las investigaciones sobre el trastorno bipolar "las cuestiones para trabajar la calidad de vida de los afectados van a ser las mismas, que es lo que importa al final", apostilla.

"Yo llevo de todo menos una vida normal, pero mi calidad de vida y lo feliz que soy yo y mis allegados es veinte mil millones de veces superior a lo que era antes de aprender lo que aprendí", indica Alejandro Hernández.

Sin embargo, prosigue, a veces los afectados "pierden el norte" y se obsesionan por volver a trabajar, tener familia o independencia económica en vez de centrarse "en lo que a uno le hace feliz".

Precisa que el libro enseña herramientas "pero el trabajo lo tiene que hacer cada uno de nosotros" y desterrar ideas preconcebidas erróneas "de las que está plagado el mundo de la salud mental", y que surgen cuando no se ha tenido la oportunidad de que alguien explique qué es la enfermedad y su evolución para evitar el deterioro.

"Hay familias que han pasado décadas sin tener la suerte de que alguien les explique esto y por ello no saben cuáles son los primeros pasos del camino", continúa Hernández, quien no obstante reconoce que el trastorno bipolar "se ha normalizado un poco y no suena tan raro".

Esto tiene la contrapartida de que se usa la depresión o el trastorno bipolar de una forma frívola, diciendo "estoy depre" cuando lo que se está es triste, algo semejante a lo que ocurrió con el sida, que pasó de ser temido "como algo satánico" a pensar que es una tontería que se equilibra con el tiempo.

Nunca hay que bajar la guardia porque a veces se oyen cosas que son "una barbarie", advierte Hernández, quien explica que en los últimos años han aumentado las bajas médicas por enfermedades mentales y empiezan a verse como algo habitual, con lo que no se estigmatiza a quien padece una depresión, por ejemplo.

Pero también se pierde el miedo a opinar y eso crea "conflictos, roces y enfrentamientos" porque todo el mundo se cree que puede opinar sin haberse formado, añade el autor, que ha abierto una cuenta bancaria para que se puedan aportar donaciones para mantener el proyecto de "De bipolar a bipolar".