El proyecto Quijote es uno de los pocos en el mundo dedicado a la búsqueda de las ondas gravitatorias que se originaron poco después de que se produjese el Big Bang. Gracias a este método es más sencillo medir de forma precisa la llamada "radiación sincrotrón", originada en la Vía Láctea y que contamina la que procede del origen del Universo.

Ricardo Génova-Santos, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) , explicó que, normalmente, las ondas gravitatorias, que son eventos asociados a los fenómenos más energéticos que se producen en el Universo, se originan tras la fusión de dos agujeros negros hace unos 1.100 millones de años.

Sin embargo, con Quijote se buscan unas ondas gravitatorias concretas, que se produjeron una trillonésima de una trillonésima de segundo después del Big Bang. Es decir, hace unos 13.700 millones de años. Las ondas que busca Quijote se habrían propagado hasta unos 400.000 años después de que ocurriera en nacimiento del universo, produciendo una huella en la polarización del fondo cósmico de microondas.

Si se detectara esa huella en la polarización del fondo cósmico de microondas, se tendría una evidencia indirecta de la producción de las ondas gravitatorias, debido al fenómeno conocido como teoría de la inflación.

Ricardo Génova-Santos indicó que en la búsqueda de esa señal indirecta de la existencia de ondas gravitatorias en el Universo temprano, Quijote es único porque ningún otro proyecto tiene capacidad para caracterizar de manera precisa la emisión de energía de la Vía Láctea de tipo sincrotrón. De esta manera, se puede separar de las radiaciones que provienen del Big Bang.

Esta radiación de tipo sincrotrón está producida por electrones acelerados en el campo magnético de la Vía Láctea hasta velocidades próximas a la de la luz y se emite en el mismo rango de frecuencia en el que se manifiesta el fondo cósmico de microondas, de forma que lo "contamina". Por esta razón, preciso hacer una "limpieza para separarlas". Para hacer esa tarea es preciso tener observaciones en distintos canales de frecuencia porque la dependencia espectral de la señal cosmológica y de la Vía Láctea son diferentes.

Este proyecto es una colaboración del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el Instituto de Física de Cantabria, el Departamento de Ingeniería de Comunicaciones (Santander), el Observatorio Jodrell Bank (Manchester), el Cavendish Laboratory (Cambridge) y la compañía española IDOM.

Quijote, del inglés Q-U-I Joint Tenerife Experiment, está en marcha desde 2012 en el Observatorio del Teide, mediante dos telescopios equipados con detectores que usan mecanismos de modulación de la luz de microondas y que funcionan a temperaturas del orden de menos 250 grados centígrados.