La licenciada en Biología y doctora en Parasitología Pilar Foronda Rodríguez ha asegurado en una entrevista que es "realmente peligroso" dar de comer a las palomas en las plazas, debido a que son transmisoras de enfermedades como un hongo que produce patologías pulmonares "importantes".

Pilar Foronda indicó que es preciso tener "especial cuidado" con lo niños pequeños, pues tienen el sistema inmune menos desarrollado que los adultos y por ello son más susceptibles de contraer una infección.

Para la doctora "está claro" que lo que hay que hacer es controlar la superpoblación de palomas en las islas, y por ello señaló que hay estrategias de control que llevan a cabo entidades gubernamentales que lo que hacen es "poner medidas evasivas para que las palomas no sientan el atractivo de las ciudades y no aniden" en ellas.

En este sentido, Foronda explicó que en Canarias los casos de zoonosis, que son enfermedades o infecciones en animales que se transmiten a los humanos, se han detectado principalmente en las palomas.

Además, determinó que en el archipiélago canario los roedores son los animales que más transmiten enfermedades ya que son "reservorios de muchos patógenos" y consideró que este hecho puede deberse a que en Canarias los animales "con los que más tenemos contacto peridoméstico cercano son los roedores".

Foronda, que participa en Tenerife en el foro CampusÁfrica, en el que especialistas de varios países hablan de cuestiones como el diagnóstico de enfermedades tropicales y del desarrollo de vacunas, aseguró que los animales domésticos en las islas están controlados por veterinarios y tampoco existe una "fauna silvestre tan variada".

"Solo tenemos aves silvestres que tampoco están en contacto directo con nosotros ni suponen un riesgo y también especies de reptiles que pueden tener salmonela, pero tampoco estamos en contacto con ellos" continuó Foronda.

La doctora Pilar Foronda pertenece al equipo del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (Iuetspc) que, en colaboración con la Universidad de Cabo Verde, estudia la zoonosis en África Occidental como los protozoos intestinales, que son aquellos que producen diarreas y se transmiten a través del agua o alimentos.

Esos patógenos, con amplia presencia en Cabo Verde, pueden producir severas complicaciones sobre todo en niños menores de cinco años.

Foronda resaltó que lo interesante además es que estos patógenos están en "zonas pobladas y eso implica un riesgo de transmisión real y bastante alto, sobre todo si consideramos que las zonas estudiadas son áreas en desarrollo, por lo que no hay unas condiciones sanitarias adecuadas".

La doctora añadió que el proyecto está paralizado, pues se acabó la financiación cuando empezó la crisis económica y solo han podido analizar la isla de Santiago, pero concretó que en lo que está centrado el proyecto es en buscar patógenos y enfermedades en Cabo Verde que ya habían encontrado en Canarias, y en concreto las bacterias que producen la lectospirosis transmitidas por roedores.

De esta forma, han descubierto qué es lo que se comparte en estos archipiélagos atlánticos como que los roedores que hay en Cabo Verde son de las mismas especies que están ampliamente distribuidas en Canarias: la rata negra (Rattus rattus), también conocida como la rata común, o el ratón doméstico (Mus musculus).

La investigadora consideró además que en los países desarrollados hay un control veterinario, lo que permite que se controle "mucho" que el alimento no contenga estos parásitos, pero en los países en vías de desarrollo la transmisión de esas enfermedades es más grave.

Por ejemplo, explicó que en Canarias hay filarias en los perros que se controlan con un medicamento preventivo pero países del continente africano "no tienen casi tratamientos para las enfermedades humanas".

De igual manera, Foronda apuntó que la fiebre Q es una de las zoonosis que más ha preocupado a Canarias desde la década de los años 70 y que es causada por la bacteria Coxiella burnetii, que se encuentra frecuentemente en ganado vacuno, ovejas y cabras y en otros mamíferos domésticos.

Añadió que "se cree que llegó a Canarias cuando se introdujo el muflón para la caza mayor" y que ahora está totalmente distribuida por las islas y al estar presente en el medioambiente el riesgo sigue siendo "real y además lo transmite una garrapata".

Para su prevención, la doctora aseguró que "se deben controlar las explosiones de garrapatas" pero se trata de un "sistema muy complicado" debido a la gran cantidad de insectos presentes en la atmósfera.

Por otra parte, la doctora afirmó que la leptospira en las islas se encuentra en un nivel muy alto, es decir, con una tasa de prevalencia elevada, pero la mayoría de los casos están sin identificar o diagnosticar aunque aseguró que tiene un tratamiento "muy sencillo" a base de antibióticos.

La transmisión es "tan sencilla" como que una rata "corretee" por una lata de refresco, contaminándola, entrando de esta forma la bacteria en contacto con un individuo y por ello la investigadora recomendó a todos los ciudadanos que, "como se ha dicho toda la vida" limpien las latas antes de echar la bebida en el vaso o beber por ella.

Foronda aseguró que las zoonosis encontradas en Canarias son muy regulares en todas las islas, excepto el parásito que se encuentra en babosas y caracoles que se llama Angiostrongylus cantonensis, que por ahora solo se ha encontrado en Tenerife.

"Si fuéramos infectados por esas larvas, nos podría producir meningitis eosinofílica", añadió la doctora, y aseguró que el riesgo no es muy alto porque en Canarias no tenemos la costumbre culinaria de comer estas babosas o caracoles crudos.

Aún así, aconsejó lavar muy bien los vegetales crudos antes de comerlos por si hay alguna larva de este tipo.

En general, la doctora recomendó no ingerir ningún tipo de alimento crudo como la carne o el pescado, pues en este último caso está presente un patógeno denominado anisakis que se encuentra en los "famosos" boquerones en vinagre o en el ceviche al limón y que solo mueren sus larvas al congelar el pescado.