Ejercer la libertad de prensa es cada vez más complicado y arriesgado en un mundo donde los periodistas son amenazados por gobiernos y poderes fácticos y usados como moneda de cambio en conflictos por grupos terroristas.

En el Día Internacional de la Libertad de Prensa, Reporteros sin Fronteras (RSF), una de las principales ONG defensoras de esta profesión, constata en su informe anual el "deterioro profundo y preocupante de la capacidad de los periodistas para ejercer su oficio y su función en total libertad o independencia".

La ONG critica especialmente a países "cuyos dirigentes pueden jactarse de haber amordazado la información" en el último año.

En los países occidentales, la lucha contra el terrorismo sirve como coartada

Algunos de ellos ya son reincidentes: Arabia Saudí, Irán, Corea del Norte, Burundi, Eritrea, Azerbaiyán, Cuba, Venezuela, Rusia o China, pero otros han entrado en esta nefasta lista: Egipto, Tailandia o Turquía, donde se han reforzado drásticamente los controles sobre los periodistas.

Los líderes de estos países aducen que el control de los medios es necesario para mantener la seguridad y la estabilidad y bajo este argumento Egipto, por ejemplo, mantiene encarcelados a más de una veintena de periodistas, mientras en China cumplen penas decenas informadores críticos con el sistema.

"Incitar a la subversión contra el poder del Estado", "difundir informaciones falsas" o "incitar a la violencia" se han convertido en la fórmula para hacer callar a quienes disienten de las opiniones de gobiernos o grupos armados.

En países occidentales, la lucha contra el terrorismo, cada vez más activo, sirve de coartada para limitar la libertad de información a través de leyes represivas.