Hay menos de 20 casos en España y se diagnostica prácticamente desde el nacimiento. Es el Síndrome de Berardinelli-Seip, un tipo congénito de lipodistrofia que deriva desde edades muy tempranas en diabetes difícil de controlar y puede provocar incluso cirrosis.

Las lipodistrofias, una patología de la que ayer se celebró su Día Mundial, se caracterizan, según explicó a Efe el endocrinólogo David Araujo, del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS), por la pérdida patológica del tejido adiposo y al no tener depósitos donde acumular la grasa ésta se acumula en sitios atípicos como el hígado o los músculos, lo que genera resistencia a la insulina.

"Cuanto más extensa sea la pérdida del tejido adiposo, más pronto aparece la diabetes", afirmó el experto, que apuntó que la lipodistrofia puede ser congénita o adquirida. En el caso del síndrome de Berardinelli-Seip, la enfermedad es congénita, y para que se produzca, tanto el padre como la madre tienen que tener la misma mutación, lo que significa que son portadores de la enfermedad pero no la padecen. "Se diagnostica prácticamente desde el nacimiento. Se ve al bebé por el aspecto físico, tienen una cara triangular, sin los mofletes característicos, la cara no tiene grasa, los brazos muy delgados", explicó.