Cáritas atendió el año pasado a 2,17 millones de personas en España, en línea con el anterior, y de ellas, un 53% estaban en hogares donde alguien tenía trabajo, y el 62% vivía en barrios en buenas condiciones, lo que implica por un lado, que el crecimiento de la pobreza, que está dispersa, se estanca, y, por otro, el empleo no necesariamente sirve para erradicarla.

Son datos de la memoria anual de la organización de la Iglesia presentadas este martes por el presidente de Cáritas, Rafael del Río; su secretario general, Sebastián Mora; y el obispo de Sigüenza, Atilano Rodríguez, responsable ante la Comisión Episcopal de Pastoral Social.

"Aunque vaya desapareciendo el concepto de crisis económica y sus consecuencias en la situación de las personas parece que ha desaparecido de los medios (...) seguimos perdiendo la batalla contra la pobreza y la exclusión, que siguen campando entre nosotros", sentenció Mora.

Según explicó, fueron 2.179.958 las personas atendidas en España el año pasado, unas 200.000 menos que en el periodo anterior, y otros 2.197.461 en los países del Sur mediante las 70 Cáritas diocesanas y las 7.525 parroquiales y centros, que destinaron 305 millones de euros, un 5% más que en 2013, en su mayoría (72.9%) de origen privado. Cuentan ya con 81.917 voluntarios frente a 4.504 personas contratadas. En España el 58,1% de los atendidos se encontraban en situación de pobreza, que en más de un tercio de los casos era severa y en la cuarta parte, moderada. El 41,9% restante no eran pobres en términos estadísticos (menos de 16.000 euros al año en una familia de cuatro miembros), pero no tenían medios suficientes para llevar una vida digna. Casi 7 de cada 10 estaban en situación de exclusión social.

Por eso, si bien en Cáritas señalan como "buena noticia" que por primera vez en cuatro años no haya subido el número de personas atendidas, inciden en que las que siguen estándolo y que, en palabras del secretario General de Cáritas, "sufren con mayor intensidad la pobreza, con una mayor articulación de los problemas y con una expansión (de los mismos) a toda la familia".

Mora destacó que el 53% de todos los beneficiarios vive en hogares donde alguno de los miembros está trabajando, por lo que tener un contrato "ya no garantiza un mínimo para sobrevivir", con salarios que "ni son justos ni dignos en muchas ocasiones". "Si desde los años 60 el empleo ha sido el mecanismo de inserción social, hoy por no está siendo suficiente".

las claves

200.000 personas. La organización de la Iglesia atendió a 200.000 personas menos en 2014 que el año anterior.

Pobres "ocultos". Casi la mitad de las personas atendidas en España no forma parte de las estadísticas oficiales, que exigen que los ingresos de una familia de cuatro miembros sea inferior a 16.000 euros.