El cardenal y arzobispo de Nápoles, Crescenzo Sepe, clamó hoy contra la violencia que se vive en algunos barrios de dicha ciudad a causa de la lucha entre clanes mafiosos y llamó a detener el derramamiento de sangre en sus calles.

"En Nápoles está presente la más cruel de todas las necesidades, la del conocimiento y del sentido (...) Una sed maligna que hace pasar por normales algunos comportamientos difundidos y despreciables como la indiferencia, el egoísmo y la intolerancia", denunció en su homilía.

Un fenómeno que, en su opinión, "lleva a entregarse al poder de turno o al padrino del barrio poniendo en sus manos sucias incluso los legítimos derechos".

"Esta es una vía oscura. Un camino doloroso, sin salida, sin horizontes, que acaba por procurar la muerte del corazón y a veces un fin trágico para quien decide emprenderlo (...) Basta de sangre en nuestras calles", clamó durante la ceremonia de la licuefacción de la sangre de San Genaro, patrón de la ciudad.

Sus palabras tienen como trasfondo la atmósfera de violencia que se vive en algunos barrios de Nápoles, donde campa, según el propio Gobierno, todo un "ejército del mal" compuesto por 34 bandas criminales y 2.000 jóvenes "despiadados" que han elegido la Camorra, la mafia local, como forma de vida.

Esta madrugada la ciudad era escenario del enésimo asesinato de un joven, hallado muerto en un barrio de la periferia con tres disparos en la espalda.

Pese a que las causas del crimen aún no han sido esclarecidas, los medios locales señalan que el "modus operanti" es el empleado por el crimen organizado.