El ingreso hospitalario de un niño en Olot (Girona) a causa de la difteria, en lo que supone el primer caso de esta enfermedad en España en los últimos 28 años, ha reavivado la alerta contra los movimientos antivacunas, si bien tanto el Ministerio de Sanidad como las asociaciones de pediatras han restado importancia a su incidencia, puesto que el nivel de vacunación supera el 90% de la población.

El ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, informó de que el niño, de seis años, se encuentra "muy grave" y consideró "irresponsable" que haya padres que no quieran vacunar a sus hijos, a la espera de confirmarse si esta ha sido la causa de la infección.

"Es irresponsable no vacunar", aseveró en declaraciones a los medios, recogidas por Europa Press, con motivo de una reunión con el embajador de Rusia en España. Alonso reconoció que "lo que más preocupa" ahora es la salud del menor y "que pueda salir adelante" gracias al tratamiento que precisamente han facilitado las autoridades rusas.

De forma parecida se expresó el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, que afirmó que los padres que deciden no vacunar a sus hijos actúan de manera "irresponsable e insolidaria", porque no solo no protegen a estos, sino que ponen en peligro la salud de toda la comunidad. En declaraciones a Efe, Padrós criticó a quienes banalizan las vacunas sistemáticas establecidas y a quienes "por ideología" se oponen a ellas.

"La banalización, la relajación, la introducción de elementos ideológicos que nada tienen que ver con la práctica clínica y la evidencia científica nos puede hacer retroceder al siglo XIX", comentó.

"Los médicos tenemos la obligación dar a nuestros pacientes aquello que la evidencia científica y clínica nos dice que es mejor, y la vacunación, junto con la higienización, la potabilización del agua, nos hizo salir hace 150 años de la Edad Media", argumentó el representante de los facultativos barceloneses.

Por su parte, los pediatras quitaron relevancia a la influencia de los movimientos antivacuna y lanzaron un mensaje de tranquilidad ante el caso de difteria detectado en Barcelona, pero pidieron que se mantenga la alerta para conservar las altas tasas de cobertura vacunal, que rondan el 90 %.

"En España no podemos hablar de que el movimiento antivacunas sea importante", dijo a Efe la presidenta de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), Begoña Domínguez, quien subrayó que el caso del niño de Olot es el primero desde 1987.

Tampoco se han dado casos de otras patologías de las que hay vacuna, como ha ocurrido en EE.UU., donde este movimiento sí que ha cobrado importancia en los últimos años.

Domínguez reconoció, no obstante, que en los últimos diez años y "de manera ocasional", los pediatras sí se encuentran en la consulta con padres que les expresan su intención de no administrar a su hijo una vacuna concreta, pero preció que es "más difícil" encontrar a quienes expresen reticencias hacia todas las vacunas en general.

Los afectados demandan más información

La Asociación de Afectados por Vacunas (AxV) denunció ayer una falta de información clara y completa sobre la composición de los tratamientos de inmunización y los riesgos de salud que pueden tener. "Confiamos siempre en la buena fe, pero la mayoría de las veces los propios médicos desconocen los efectos adversos", declara a Efe Noelia Vivar, cuyo hijo murió por una alteración genética después de que se le administrara la vacuna hexavalente (para seis enfermedades) Infanrix, asegura. Vivar es esposa del presidente de AxV, Federico Sánchez, y ambos han decidido no vacunar a su otra hija contra ninguna enfermedad y asumir el riesgo, dada su experiencia anterior.