Los obispos españoles presentaron ayer un documento titulado "Iglesia, servidora de los pobres", en el que tachan la corrupción de "pecado" y de "grave deformación del sistema político" y reclaman "atajarla" cuanto antes. "Nos duele a todos y nos hace sufrir ver todos los casos de corrupción por todas partes. Es una grave deformación del sistema político", subrayó el obispo de La Calzada-Logroño y presidente de la Comisión de Pastoral Social, Juan José Omella, que pidió "transparencia y honradez".

Según señalan los obispos en el texto, el origen de este "mal moral" es "la codicia financiera y la avaricia personal". "La corrupción es una grave afrenta a nuestra sociedad, una conducta éticamente reprobable y un grave pecado", precisan.

Por otro lado, muestran su preocupación por los parados jóvenes y de más de 50 años, por la situación de los inmigrantes, el empobrecimiento espiritual y apuntan que los factores que explican esta situación son "morales, sociales y económicos".

Entre estas causas, Juan José Omella se refirió a "una economía sin rostro, unas ansias desmedidas por el dinero y una cultura del aquí y ahora en la que la solidaridad no tiene espacio".