Los magos de la organización solidaria Ilusionistas sin Fronteras han demostrado que la magia puede ser una buena terapia para devolver la sonrisa a las mujeres y los niños que sufren violencia de género, porque el poder de la ilusión hace que olviden por unos instantes los malos momentos vividos.

La idea de mitigar los recuerdos desagradables con conejos que salen de chisteras o juegos de cartas partió de la organización sin ánimo de lucro Ilusionistas sin Fronteras que, junto a la asociación Vida Sin Violencia, han organizado en Madrid el primer espectáculo de magia totalmente gratuito, destinado a un público que en su totalidad ha padecido malos tratos.

Se trataba de 120 personas, madres y niños de entre 6 y 12 años, que el jueves pasado asistieron en un céntrico hotel madrileño a la actuación del mago Fer, uno de los 130 componentes de Ilusionistas sin Fronteras que habitualmente actúan de modo altruista para los niños en hospitales como el Niño Jesús o el 12 de Octubre.

Estos magos voluntarios y solidarios también han hecho sus trucos en centros penitenciarios, centros de internamiento de menores, residencias infantiles, en residencias de mayores o en centros de día para discapacitados, e incluso, han llevado su magia a Afganistán, pero nunca hasta ahora habían hecho un espectáculo exclusivo para víctimas del maltrato.

"Nunca podríamos imaginar la transformación de sus caras. Madres y niños entraron con las miradas tristes, apagadas y a media que iban viendo el espectáculo su rostro cambiaba: aparecía la sonrisa y después la risa a carcajadas" ha relatado a Efe Beatriz Morales, presidenta de la asociación Vida Sin Violencia.