A finales de 2013, Kevin Holesh y su prometida se mudaron a vivir juntos en Pittsburgh (Pensilvania), un paso importante en una relación de ocho años que en un inicio no salió tan bien como esperaba por culpa de la adicción de ambos al teléfono inteligente. Su caso está lejos de ser una rareza. La dependencia del "smartphone" se ha convertido en algo habitual en la sociedad moderna donde de media un usuario revisa su dispositivo 150 veces al día, según TomiAhonen Almanac, y el número de enganchados al móvil se ha disparado un 123 % en el último año, según la consultora Flurry Analytics. "Yo me pasaba el rato en Twitter y ella en Instagram, siempre mirando fotos. No es que nos distanciáramos, pero cada vez estábamos más distraídos. El iPhone tenía gran parte de culpa. Se estaba entrometiendo en nuestra vida en común", aseguró a Holesh. Para este desarrollador de software de 45 años el teléfono es una herramienta laboral, así que en vez de deshacerse de él optó por diseñar una aplicación que le ayudara a racionalizar su uso y así nació Moment, disponible gratuitamente para iPhone. Moment registra el tiempo diario de uso del teléfono y permite establecer límites que sirven para que el usuario sea consciente de que está abusando. Holesh logró rebajar a la mitad el tiempo diario que pasa utilizando su móvil que ahora es de 40 minutos.