El equipo científico internacional que investiga en Gran Canaria los efectos del cambio climático en el océano ha conseguido captar en el Atlántico 80.000 litros de agua a más de 400 metros de profundidad y llevarla hasta la costa, con una técnica nunca empleada hasta el momento.

Como relatan los propios científicos del Centro Oceanográfico Helmholtz de Kiel (Alemania) que coordinan en estos trabajos en el blog del experimento Bioacid, capturar semejante cantidad de agua en las profundidades del mar puede parecer sencillo: bastaría con una bomba de aspiración y una manguera de 400 metros de longitud.

Pero ¿qué potencia debería tener la bomba para succionar 80.000 litros en un tiempo razonable desde esa profundidad?, ¿de qué diámetro debería ser la manguera?

Y, sobre todo, ¿dónde cargar semejante peso -82 toneladas- si dispones de un buque oceanográfico como el "Poseidon", de 60 metros de eslora, cuya capacidad es de "solo" 24 toneladas?

"No parece muy buena idea", sentencia el director del experimento Bioacid que desde hace una semanas se desarrolla en la costa de Telde (Gran Canaria), Ulf Riebesell.

Cuatro de sus colaboradores han diseñado un sistema que ha resuelto por completo ese problema y que promete ser de gran utilidad para futuras investigaciones oceanográficas (en este caso, se trataba de obtener agua para simular en un experimento el efecto del afloramiento natural de aguas profundas del océano que se produce periódicamente en el entorno de las Islas Canarias).

Su idea fue fabricar una gran bolsa que se pudiera fondear hasta la profundidad requerida, llenarla con agua una vez fijado el emplazamiento, izarla a la superficie una vez sellada y remolcarla, flotando, con el buque oceanográfico utilizado en la campaña.

"No podría haber funcionado mejor. Es impresionante ver que una idea simple se puede hacer realidad", apunta Riebesell.

El Centro Helmholtz de Kiel planea utilizar esta técnica cuando pueda repetir el experimento que el temporal de las últimas semanas le ha impedido llevar a cabo en Gran Canaria: simular cuál será la reacción en los próximos 150 años de los microorganismos que están en la base de las cadenas tróficas del mar a la creciente acidificación que sufren los océanos por las grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) que absorben de la atmósfera.