El comienzo y progresión de la enfermedad de Parkinson no se pueden evitar con los conocimientos actuales, por lo que se hace un gran esfuerzo en buscar indicadores que señalen su inicio, explica el catedrático de Fisiología de la Universidad de La Laguna, Manuel Rodríguez.

Manuel Rodríguez indica que hay fármacos y procesos quirúrgicos que permiten controlar parte de la expresión sintomática del párkinson, pero la enfermedad, que en España afecta en torno al 2% de la población mayor de 70 años, sigue su curso y a partir de cierto momento no se puede controlar.

El investigador principal del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned) señala que las enfermedades neurodegenerativas, en especial párkinson y alzhéimer, representan un coste elevadísimo para la sanidad y la sociedad occidental y están vinculadas al envejecimiento.

Como la población vive más años, hay más personas afectadas por unas enfermedades que, recuerda el también neurólogo, son gravemente invalidantes, crónicas y progresivas.

Las enfermedades neurodegenerativas se producen porque las neuronas se mueren de forma lenta sin que se sepan bien las causas, y aunque hay varios factores asociados a su degeneración, ninguna es la causa en sí misma.

La única causa que está en el inicio y progresión de estas enfermedades es el envejecimiento, mientras que factores como los genéticos o el uso de pesticidas para el control de plagas, la utilización de ciertas drogas químicas o los hábitos alimentarios pueden facilitar pero no determinar el párkinson, añade Rodríguez.

El párkinson comienza unos años antes de que se pueda detectar, ya que la degeneración de las neuronas dopaminérgicas que la provocan no se expresa hasta que han degenerado más del 50%.

La otra mitad de esas neuronas es capaz de compensar la acción que dejan de hacer las que han degenerado, por lo que cuando se observa la enfermedad lo que se ve es un escenario que en realidad ha desaparecido y no se puede ver el origen sino la situación a la que se ha llegado con los mecanismos compensadores, agrega el investigador de la ULL.

Por ello, uno de los grandes esfuerzos que se hacen ahora está en la búsqueda de indicadores precoces que señalen el inicio de la enfermedad.

El comienzo y progresión de la enfermedad de Parkinson no se pueden evitar con los conocimientos actuales, por lo que se hace un gran esfuerzo en buscar indicadores que señalen su inicio, explica el catedrático de Fisiología de la Universidad de La Laguna, Manuel Rodríguez.

Manuel Rodríguez indica que hay fármacos y procesos quirúrgicos que permiten controlar parte de la expresión sintomática del párkinson, pero la enfermedad, que en España afecta en torno al 2% de la población mayor de 70 años, sigue su curso y a partir de cierto momento no se puede controlar.

El investigador principal del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned) señala que las enfermedades neurodegenerativas, en especial párkinson y alzhéimer, representan un coste elevadísimo para la sanidad y la sociedad occidental y están vinculadas al envejecimiento.

Como la población vive más años, hay más personas afectadas por unas enfermedades que, recuerda el también neurólogo, son gravemente invalidantes, crónicas y progresivas.

Las enfermedades neurodegenerativas se producen porque las neuronas se mueren de forma lenta sin que se sepan bien las causas, y aunque hay varios factores asociados a su degeneración, ninguna es la causa en sí misma.

La única causa que está en el inicio y progresión de estas enfermedades es el envejecimiento, mientras que factores como los genéticos o el uso de pesticidas para el control de plagas, la utilización de ciertas drogas químicas o los hábitos alimentarios pueden facilitar pero no determinar el párkinson, añade Rodríguez.

El párkinson comienza unos años antes de que se pueda detectar, ya que la degeneración de las neuronas dopaminérgicas que la provocan no se expresa hasta que han degenerado más del 50%.

La otra mitad de esas neuronas es capaz de compensar la acción que dejan de hacer las que han degenerado, por lo que cuando se observa la enfermedad lo que se ve es un escenario que en realidad ha desaparecido y no se puede ver el origen sino la situación a la que se ha llegado con los mecanismos compensadores, agrega el investigador de la ULL.

Por ello, uno de los grandes esfuerzos que se hacen ahora está en la búsqueda de indicadores precoces que señalen el inicio de la enfermedad.