Las labores de búsqueda de pistas sobre el paradero de Ruth y José, los dos niños desaparecidos en Córdoba el 8 de octubre de 2011, han concluido definitivamente este viernes, sin resultado, en la finca de los abuelos paternos en Las Quemadillas, en la capital cordobesa.

Así lo ha confirmado a Europa Press el letrado José María Sánchez de Puerta, que representa al padre de los niños desaparecidos, José Bretón, único imputado en esta causa e ingresado en prisión por ello desde finales del pasado año, situación ésta que su abogado pretende que cambie, ya que, dada la falta de pruebas que incriminen a su cliente, va a solicitar la próxima semana su puesta en libertad.

Esta sería, a su juicio, la consecuencia lógica después de que no se haya hallado pista alguna este viernes en la finca, en la que ha sido la quinta y última jornada de rastreo que ha implicado la participación de arqueólogos, que son quienes han cerrado un ciclo de reiterados registros en la finca y en parcelas anexas, con la intervención de la Policía Nacional y de muy diversos profesionales, empleando distintos métodos, instrumentos, vehículos y maquinaria en diferentes momentos durante los últimos meses, y siempre sin resultado.

En los últimos días, el trabajo realizado ha consistido en la apertura de fosas con excavadoras en toda la finca y también en parcelas anexas, que luego eran estudiadas por arqueólogos, especialmente en los puntos que ya marcó anteriormente el georradar, con la intervención en ese caso de geólogos de distintas universidades de España. También se llegó a emplear un helicóptero dotado con una cámara térmica, que sobrevoló la finca y las parcelas aledañas.

Hace tres semanas el operativo extrajo de los terrenos gran cantidad de tierra y arrancó árboles, mientras que, anteriormente, en la casa se abrieron boquetes en suelos, techos y paredes, además de arrancarse puertas y ventanas.

Además de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional, han participado en el registro de la finca miembros del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas de Policía, especializado en detectar zulos, entre otras materias, junto a especialistas de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes (Etsiam) de la Universidad de Córdoba (UCO), y operarios del Ayuntamiento de Córdoba.

El trabajo de todos ellos, al menos en la finca, ha concluido ya y la semana que viene, según ha detallado Sánchez de Puerta, lo que está previsto es que "se dedique a la reparación de los daños" causados durante los registros a la casa ubicada en la finca y al terreno de la misma.

AGRADECIMIENTO DEL JUEZ

Por su parte y a través de un comunicado, el titular del Juzgado de Instrucción número cuatro de Córdoba, José Luis Rodríguez Lainz, ha querido mostrar su "más sincero agradecimiento por la desinteresada y abnegada labor llevada a cabo por tantas personas e instituciones públicas y privadas, en el difícil cometido de realizar tan compleja labor de registro en la parcela de Las Quemadillas de Córdoba, sobre la que se centraba la investigación por la desaparición de los menores Ruth y José".

Así, el juez ha agradecido la participación de instituciones públicas como el Ayuntamiento de Córdoba, las universidades politécnicas de Madrid, Huelva y Córdoba; privadas, como Grúas Barea y Georadares Condor y, sobre todo, el grupo de personas, entre arqueólogos, geólogos, operarios, secretarios judiciales y funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía o simples colaboradores.

EL PLAN DE BRETÓN

Cabe destacar, según recoge el auto de procesamiento de Bretón dictado en su día por Rodríguez Lainz, que el padre de los niños desaparecidos llegó a las 13,46 horas del pasado 8 de octubre a la finca acompañado por sus dos hijos y no salió hasta las 17,30 horas. Durante ese espacio de tiempo, a juicio del juez, Bretón aprovechó para llevar a cabo el plan que supuestamente ideó hacía casi un mes, después de que su mujer decidiera finalizar la relación matrimonial.

En su auto, Rodríguez Lainz relata también que, "si lo que pretendía el encartado era causar el mayor mal posible a su esposa en despecho por la que consideraba humillante ruptura de la relación matrimonial, es evidente que la solución que menos problemas podría acarrearle era la de matar a sus dos hijos y hacerlos desaparecer; contando como contaba de un amplio margen de tiempo para organizar un pequeño habitáculo para dar cabida a lo que no eran sino dos pequeños bultos con un peso no muy superior a los 30 kilos en total".

A pesar de la falta de resultados en el registro, la opción de la parcela y el habitáculo se impone al escaso margen de tiempo del que gozó Bretón en su traslado a Las Quemadillas a mediodía del 8 de octubre o en su posterior desplazamiento de allí al Parque Cruz Conde, donde afirma que perdió a sus hijos, según razona el togado en su escrito.