Un hombre acusado de haber violado de forma reiterada a sus primos, dos niños de cinco y seis años a los que ocasionalmente cuidaba, ha reconocido hoy ante la Audiencia de Las Palmas los hechos y ha aceptado una condena de 24 años y dos días por los dos delitos continuados de violación.

El acusado, Z.D.R., se ha mostrado arrepentido por los hechos ocurridos en Gran Canaria a partir del 2004 y hasta 2010.

El fiscal y la defensa, ante la conformidad del acusado, han solicitado que se aplique la atenuante analógica de colaboración con la Justicia en la investigación de los hechos.

El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones iniciales, reclamaba por los dos citados delitos una pena de 30 años de cárcel para el acusado, quien ha aceptado la petición de la acusación de que se prorrogue su situación de prisión provisional hasta que el tribunal dicte sentencia.

El fiscal y el abogado defensor también han solicitado que se le imponga al acusado dos multas, por un importe total de 3.240 euros, por la tenencia de pornografía infantil y su exhibición a los menores.

El acusado poseía en su ordenador personal archivos pornográficos consistentes en películas y fotografías de menores de edad, que, en ocasiones, obligó a verlas a sus primos.

En un principio, el fiscal reclamaba, además de las citadas multas, un año y nueve meses de prisión por ambos delitos al procesado, al que también se le exige que indemnice con 70.000 euros a los dos niños ante los daños que les causó.

Ante la conformidad del acusado con los hechos, el fiscal renunció al interrogatorio de los testigos, por lo que solo han declarado las dos psicólogas forenses que emitieron un informe sobre los menores, y que se ratificaron sobre los mismos.

Según el informe del fiscal, el acusado violó de manera reiterada a sus dos primos hasta que cumplieron 12 años, ya que dormían varias noches en el domicilio de la madre del procesado.

El acusado aprovechó esas ocasiones para en "múltiples" veces efectuarles penetraciones anales y bucales, según recoge el escrito de cargos del fiscal, que precisa que introducía los dedos en la vagina de la niña a la que llegó incluso a introducir un tornillo, y que empleaba a veces la fuerza para conseguir su objetivo y le tapaba la boca para silenciar los quejidos de su prima.

Además, el procesado obligaba a los dos menores a practicarle felaciones cogiéndoles por la cabeza, el fiscal.